Ni bailes, ni nada
por Rodolfo SánchezSegunda entrega tras "Step Up. Bailando", "Street Dance" cambia a Anne Fletcher (quien debutó como directora en la primera para, después, estar intentando llevar una carrera un poco más decente) por Jon Chu, cambio que realmente no repercute en nada salvo que Fletcher, curiosamente, era capaz de manejar mejor los clichés de su película, que eran muchos y variados, mientras que Chu es incapaz de que "Street Dance" sea algo más que un video musical de los malos extendido durante hora y media, con una puesta en escena ridícula, unos bailes anacrónicos aunque pretendidamente modernos, con un guion en el que los lugares comunes devienen irritantes y, sobre todo, con un mal gusto formidable para crear unas imágenes a cada cual más fea.
Lo curioso es que mientras "Step Up. Bailando" se presentaba con menos densidad y más diversión, su secuela se presenta como seria y profunda, y lo que acaba siendo es una película ridícula que trata el tema del racismo y el clasismo con tal infantilismo que cabrea. O no, en realidad da lo mismo: una vez terminado su visionado tanta tontería, felizmente, se acaba olvidando.
A favor: Nada, ni los bailes...
En contra: Todo.