Seductivo terror emocional
por Alejandro G.CalvoDesbordante. La última película de David Cronenberg es desbordante se mire por donde se mire. Sobre el papel, en su mera epidermis, se podría considerar que la película aborda las complejas relaciones tanto intelectuales como emocionales que tienen entre sí el Dr. Sigmund Freud (Mortensen), el Dr. Carl Gustav Jung (Fassbender) y la paciente Sabina Speilrein (Knightley). Un triángulo dominado tanto por la admiración y el deseo, como por la envida y el odio; en definitiva, una telaraña de emociones cercanas al sadomasoquismo, en el que cada punto de cruce de la red es un nudo gordiano a desarrollar. Cronenberg, como es habitual en él, no suele estar interesado en ofrecer respuestas, pero es que en esta ocasión ni siquiera plantea preguntas. Su película es puro hueso: no hay ni rastro de grasa o cartílago sobrante; es increíble como 'Un método peligroso' puede abarcar temas históricos, filosóficos, médicos, sociológicos, antropológicos y, claro, psicoanalíticos, con el sólo uso de la palabra, bien sea hablada o escrita.
Es cine-síntesis, partir de lo particular -un diálogo en un café entre dos amigos, unas pocas palabras en la cama entre dos amantes- para alcanzar lo universal -reflexionar sobre la xenofobia, el misticismo, las relaciones de dominación y sumisión existentes en una pareja o sobre la claustrofobia existente en la monogamia-; un ejercicio minucioso de captación del más mínimo detalle -de ahí que sea la película de Cronenberg con más planos cortos, encuadrando objetos, gestos, miradas, etc- en aras a plantear un diagrama moral del convulsivo periodo previo a las grandes guerras. Algo así como un cruce entre 'M. Butterfly', o el cuerpo cediendo a los terrenos de la pasión, y 'Spider', o la desestructuración de los códigos que rigen el pensamiento humano, sólo que situándose en un periodo vital para la humanidad, inicios del Siglo XX, donde por fin se dejaban atrás los esnobismos proustianos de las clases pudientes y se iban adentrando poco a poco en el terror xénofobo y totalitario que daría pie a las mayores barbaries de la era moderna.
Mientras tanto, en la pantalla, el cineasta logra unas cotas de emoción tan románticas como truculentas. Ya sea mediante las relaciones de carácter sadomosaquista que tienen Jung y su paciente, violando el consiguiente código ético, o por la ligazón paterno-filial, llena de desengaños, entre Freud y su discípulo, Cronenberg consigue vehicular su reconocida atracción por la violencia hacia terrenos estrictamente íntimos, intrínsecos o, si se prefiere, psicológicos. Al fin y al cabo 'Un método peligroso' sirve como cohartada -tanto freudiana como junguiana- moral para justificar el gran discurso fílmico cronenbergiano que teje cuerpo, sexo y violencia (al ser época pre-tecnológica, el objeto mecánico prácticamente desaparece) a través de películas como 'Videodrome', 'Crash' o 'Promesas del este'. Todas ellas, al igual que 'Un método peligroso', obras maestras del séptimo arte. Qué gran año de cine este 2011.
A favor: Todo de todo
En contra: Nada de nada