Críticas
2,0
Pasable
Betty Anne Waters

Aprendiz de Erin Brockovich

por Diana Albizu

El subgénero de películas judiciales basadas en hechos reales no suele deparar demasiadas sorpresas al espectador curtido. En el caso de 'Betty Anne Waters', ni siquiera despierta demasiado interés la dimensión de historia de superación con una madre abandonada (Hilary Swank) que decide estudiar la carrera de Derecho para convertirse en abogada y así sacar a su hermano (Sam Rockwell) de la cárcel (donde está condenado a cadena perpetua por un asesinato que no cometió). Aunque el trasfondo sea muy distinto a las disputas legales de 'Erin Brockovich', lo cierto es que la película de Steven Soderbergh protagonizada por Julia Roberts resuena en todas las imágenes y escenas de la cinta dirigida por Tony Goldwyn. Incluso Swank como Betty Anne parece replicar algunos tics de la interpretación de Roberts, pese a ambas estar basadas en muy distintos referentes reales.

Es de esperar que los seguidores de los dramas judiciales y carcelarios encontrarán muchas situaciones reconocibles. De hecho, la narración de Goldwyn parece funcionar mejor cuando sigue fórmulas preestablecidas (el montaje durante el que Betty Anne descubre la existencia de las pruebas de ADN que formarán una parte vital de su alegato) que cuando intenta una alternancia entre líneas temporales con flashbakcs que recuerdan la infancia de los dos hermanos mientras los distintos juicios tienen lugar. Es decir, cuanto más se parece a un telefilm de lujo con grandes intérpretes, menos irritante resultan sus manipulaciones emocionales.

A favor: Sam Rockwell y Hilary Swank, por encima de sus papeles.

En contra: La grotesca intervención de Juliette Lewis como la ex novia de Kenny Waters.