Violencia, sangre y sin sentido
por Rodolfo SánchezJonathan English (nombre curioso...) debutó con una insensatez cinematográfica llamada La leyenda del minotauro en 2006 que cinco años después superada por Templario, película mucho mejor en calidad que la anterior pero, a su vez, incluso más disparatada, y eso que su guion y su producción está mucho más cuidada. O quizá, es por esto que el disparate de sangre y cuerpos cercenados es aun más potente que La leyenda del minotauro. Queda claro que English concibe el cine como un espectáculo sin límites, pero también como un arte en el que el guion y el desarrollo narrativo no tienen demasiada importancia.
Esto explica cómo entre secuencias de acción en Templario se suceden momentos que en verdad apenas no tienen relevancia alguna en el conjunto, esto es, instantes de transición entre ensañamientos violentos entre caballeros medievales. Todo acaba siendo un auténtico jaleo de espadas y dramas un tanto casposos en una película en la que lo único llamativo es el hiperrealismo que desarrolla para mostrar una violencia tan pura que, en su abstracción, acaba aburriendo.
A favor: La total desinhibición para mostrar la violencia en toda su crudeza.
En contra: Que narrativamente es un desastre.