Copia certificada
por Diana AlbizuIncrustada en medio de la etapa menos interesante de la carrera de Gus Van Sant (la que va desde 'Ellas también se deprimen' (1993) hasta 'Descubriendo a Forrester' (2000)) y justo después de que 'El indomable Will Hunting' (1997) le valiera su primera nominación al Oscar, la 'Psicosis' de 1998 no admite un juicio ligero o simplemente focalizado en su condición de remake (¡herejía!) de una de las mayores obras maestras de Alfred Hitchcock. Resulta más productivo situarla en la misma longitud de onda que '24 Hour Psycho', la instalación artística de Douglas Gordon (1993) que consistía en la proyección a aproximadamente 2 fotogramas por segundo de la 'Psicosis' original, convirtiendo la experiencia de su visión en un acto cercano a lo inasible y de 24 horas de duración. ¿Por qué la obra de Gordon puede gozar del reconocimiento que acarrea su condición de expresión artística y la película de Van Sant sólo nada en improperios furibundos contra lo que se considera la irrespetuosa prostitución de una de las películas más elogiadas (y populares, no lo olvidemos) de la historia del cine? Al final, las dos suponen la revisión sistemática de las imágenes originales bajo lupas de distinta distorsión: una, dilatando su duración hasta lo indecible; la otra, demostrando que el aura de una obra no puede ser reproducida por mucho que se intente mimetizarla (Walter Benjamin habría estado orgulloso).
A favor: El descaro de Van Sant por convertir una estrategia comercial en casi una performance de audiovisual conceptual.
En contra: Que rechazara llevar el experimento hasta sus últimas consecuencias, incorporando un puñado de imágenes oníricas.