Un color, una emoción
por Bibi RamosUnos cuantos años antes de la maravillosa Yuki & Nina que el nipón Nobuhiro Suwa dirigiera a caballo entre Francia y Japón, otra niña había tratado de evitar el distanciamiento entre sus padres y plasmado sus inquietudes en dibujos que dejaban entrever sus sueños, temores, emociones y perspectiva sobre el estado de las cosas.
El realizador holandés Rolf de Heer (Alexandra's Project) llevó a la gran pantalla esta historia que salió de su mismo puño y letra y cuyo peso descansó fundamentalmente sobre los hombros de Chloe Ferguson, quien interpreta a la niña protagonista a los siete años -cuando el filme incluye pasajes del pasado, el personaje lo asume la hermana de esta, Phoebe, interpretando a la niña a los tres años de edad-. Aunque el filme incluye un estupendo retrato de algunas cuestiones familiares y de un universo infantil concreto, su tesis de partida se queda algo escueta y la "elección muda" de la protagonista para forzar a sus padres a solventar sus problemas pronto empieza a resultar algo redundante y sin mucho más donde rascar. ¿Y si el filme hubiera apostado realmente por el silencio en vez de recurrir a una omnipresente voz en off para transmitirnos el universo interior de la niña?
A favor: Los primeros compases del filme y la presentación del personaje infantil.
En contra: Una voz en off omnipresente que llega a resultar cargante y subrayadora.