Críticas
1,5
Mala
Cuando te encuentre

Almidón en almíbar

por Alejandro G.Calvo

El mundo del escritor Nicholas Sparks no se puede concebir sin atardeceres luminosos, sin declaraciones de amor intempestivas, sin historias de superación personal, incluso sin acaloradas escenas sexuales con los cuerpos de los amantes siendo mojados por la lluvia. Así es el mundo de los best-sellers, así es el mundo de Sparks: un montón de palabras apretujadas destinadas a manipular las emociones del lector tratando de someterlo al poder del kleenex, la literatura de consumo entendida como una empresa de "fast-books" que, rápidamente, acabará trasladado a la gran pantalla con un éxito de público que responde a la perfección al eco obtenido en las ventas del libro.

Así tras Hollywood castigarnos con películas como 'El diario de Noa', 'Querido John' o 'La última canción', llega ahora 'Cuando te encuentre' -'The lucky one' en su versión original-, una apasionada historia de amor entre un soldado que regresa traumatizado de Irak y una madre divorciada cuyo hermano falleció en la misma guerra. El azar los une cuando el joven soldado (Zac Efron) encuentra una foto de la susodicha que, presuntamente, le sirve como amuleto y le hace llegar sano y salvo a casa. Seguiría con el desarrollo de la trama pero es tan aburrido que mejor salto al análisis lascivo.

Concebida como un vehículo que demuestre que la ex estrella teen Zac Efron puede ser también un actor maduro y creíble, la película del que fuera nominado al Oscar por 'Shine', Scott Hicks, es lo más cercano a un telefilm de sobremesa que uno se pueda encontrar en los cines a día de hoy: imagen plana, personajes maniqueos, argumento previsible y sexo con la ropa puesta. Y es que más allá de que resulten insoportables secuencias post-Opus Dei como la del protagonista tocando el piano junto a un niño (rizos de oro al viento) que hace lo ídem con el violín o de que tengamos que tragar con el perfecto rasurado de la barba de dos días que luce ¡a lo largo de meses! Efron, lo que peor sienta de todo esto es la sensación de inanidad que te deja tras su visionado. Y eso que no dudo de que esta película tendrá su público, pero este crítico no se encuentra entre ellos.

A favor: El villano de la historia, el madmeniano Jay R. Ferguson

En contra: Tanto tópico tiene que tener fatales efectos secundarios