Críticas
2,5
Regular
Four Lovers

Piel a cuatro bandas

por Paula Arantzazu Ruiz

De ‘Jules y Jim' a ‘La mamá y la puta', por citar dos ejemplos paradigmáticos, el cine, y más específicamente el cine francés, ha tratado de explorar las imágenes del amor a tres o cuatro bandas. También lo ha intentado Antony Cordier en esta producción estrenada en el Festival de Venecia de 2010 bajo el título de ‘Happy Few' que llega, ¡cómo no!, con dos años de retraso a nuestra cartelera y cuya mejor baza radica , precisamente, en su delicado y harmonioso tratamiento del cuerpo, en su deseo de piel.

La fascinación de Cordier por la epidermis es admirable, hedonística, en ocasiones lo suficientemente placentera para el ojo como para comprender el porqué de un filme así. Una puede entender, por otra parte, que al final el espectador se sienta ahogado entre tantos cuerpos filmados, intercambiados, enroscados y metidos en harina. De hecho, casi podríamos decir que esa sensación de asfixia corporal la llegan a sentir los mismos personajes de la película. Y es que el principal problema del que peca ‘4 Lovers' es, valga la paradoja, su espíritu burgués. Un elemento del que parte y al que regresa tras un periplo de supuesto amor libre del que, cuando finaliza, en ningún momento quedan claros los motivos. Más que amor libre, diríamos capricho, y nada más burgués, pues, que el capricho por aburrimiento.

Podría ser que esa indolencia fuera la principal razón que habría llevado a Cordier a filmar una trama de intercambio de parejas, pero una reflexión así sería casi pedir demasiado. Los cuatro protagonistas de la película viven en una suerte de Versalles emocional, ajenos al resto del mundo y sólo preocupados por echar el mejor polvo posible con el "partenaire" del otro/a, y a Cordier ya le va bien que sea de este modo. No tan en el fondo de sí mismo se encuentra el más burgués de los burgueses que circulan por la cinta. El segundo problema del que peca el filme es, con todo, que tampoco nos importa.

A favor: que las dos parejas de intérpretes se dejen la piel en sus actuaciones.

En contra: que los motivos de los personajes sean tan arbitrarios.