Críticas
3,0
Entretenida
Submarine

Boy Meets Girl (vintage)

por Paula Arantzazu Ruiz

Richard Ayoade es un tipo inquieto: interpretaba al geek informático Maurice Moss en The IT Crowd, serie conocida en nuestro país bajo el insulso título de Los informáticos, y también tiene parte de responsabilidad del alud preppy del pop de unos años atrás. Ya demostró su talento con los travellings en los videoclips de Oxford Comma, de Vampire Weekend, o Standing Next to Me, de The Last Shadow Puppets. De hecho, Alex Turner, componente junto a Miles Kane de esa grupo, además de líder de los Arctic Monkeys, no sólo es amigo de Ayoade, sino que también ha compuesto la banda sonora del que es su debut como director, Submarine, adaptación de la novela homónima de Joe Dunthorne y cinta que le ha elevado, según, claro, la prensa británica, a la categoría de "director más refrescante" del panorama anglosajón. Es decir y resumiendo: Ayoade es un cineasta pop.

En realidad, no hace nada que Wes Anderson y Jared Hess no hayan realizado antes: composiciones afectadas, coqueteo con la estética hipster, que no moderna, y narraciones que bucean por los universos adolescentes (porque reconozcámoslo, las películas de Anderson insisten en conflictos emocionales de adultos que se comportan como adolescentes). En el cóctel de referencias, también encontramos la admiración por Godard, no precisamente como algo positivo, además de una autoconciencia que lastra, seamos sinceros, esa frescura que tan livianamente le han otorgado sus compatriotas plumillas. El británico, sin embargo, consigue crear un universo propio y tan aislado como el título de la película gracias única y exclusivamente a su pareja de intérpretes principales: Craig Roberts, Oliver, el protagonista, y Yasmin Paige, Jordana, su primer amor. Pese a los subrayados, Ayoade consigue extraer mucha emoción de ese boy-meets-girl y, aunque flaquea hacia el desenlace, quizá en un extraño paralelismo con la relación de los protagonistas, su historia palpita cine. No sucede así con los exageradamente dibujados personajes secundarios, a cargo de Noah Taylor, Sally Hawkins, y un irreconocible Paddy Considine (para más señas, el director de la sobrevalorada a juicio de quien esto firma Tyranossaur); tan pintados que casi se dirían de ellos que son ornamentos y no criaturas con vida. Tal vez sea esa la mejor definición del principal pecado de Submarine.

A favor: Es una historia de primer amor emocionante.

En contra: Que bajo la preciosista superficie no haya tanto que rascar.