La princesa y la corista
por Violeta KovacsicsResulta curioso: la tesis de 'Mi semana con Marilyn' es que el joven ayudante de dirección Colinvivió una relación, breve pero sincera, con la estrella Marilyn Monroe. El vínculo entre ambos,siempre según la película, se basaba en el hecho de que él logró entender la fragilidad, las dudas yla inseguridad de la actriz. Vio a la mujer antes que al mito. Eso sí, al final del filme podemos leerque Colin logró su fama con el libro en el que se inspira 'Mi semana con Marilyn', en el que destapalos detalles –quizá ficcionalizados– de dicha relación. La cuestión resulta evidente: ¿hasta quépunto se puede construir un relato en torno a la tensión entre la Marilyn-actriz-mujer y la Marilyn-mito cuando el propio autor se está aprovechando de la dimensión de leyenda de Monroe?
'Mi semana con Marilyn' arranca como un anecdotario descafeinado. Los guiños cinéfilosse suceden bajo el signo de una película plana. Los diálogos sobre las diferencias entre lainterpretación del Método al que se aferraba Monroe y el clasicismo de Laurence Olivier puedenresultar agradables para los amantes de la historia del cine, pero en ningún caso se apoyan en ideasvisuales. La cuestión, de nuevo, radica en qué posición adopta la película en relación a su propiodiscurso: más allá del texto, más allá de la anécdota, ¿qué propone 'Mi semana con Marilyn' entérminos cinematográficos? Seguramente nada. Se basta con las bromas cinéfilas; se basta conel reto interpretativo de una Michelle Williams que, más que actuar, debe emular los gestos deMonroe; con una Judi Dench que parece interpretarse a sí misma; con un Kenneth Branagh cercanoa la caricatura de Olivier. En el fondo, 'Mi semana con Marilyn' explota el mito; y no pone nada desu parte para lograr tener peso cinematográfico propio.
A favor: La voluntad de retratar a las estrellas Monroe y Lawrence.
En contra: La timidez y complacencia con la que se enfrenta a dicho retrato.