Críticas
3,0
Entretenida
Saw VIII

Descanse en piezas

por Marcos Gandía

De lo bien que me lo he pasé con las siete anteriores entregas de la franquicia del creativo asesino del rompecabezas no les voy a escribir aquí (ya lo hice en otros lugares, algunos no tan acogedores y sensacionales como esta web de Sensacine), pero fue mucho. Es verdad que alguna de las matanzas selectas de la parte central era inferior a las dos primeras y excelentes apariciones de Jigsaw y su parafernalia de Bricomanía punitiva, pero incluso en ellas existía ese instante malsano y malvado que ya me alegraba la tarde.

Tras unos años de descanso (ojo: algo que es el macguffin genial de esta octava cinta de la saga), recuperamos (bueno: recuperan los avispados productores) este escenario criminal de diseño y, afortunadamente, no desde la figura del reboot (ojo 2: no es un spolier, pero lo de reboot es otro macguffin acojonante de esta masacre número ocho) o de una mera continuación o reformulación, sino desde una inteligente puesta al día de eso tan discográfico del recopilatorio de grandes éxitos. No, no se asusten: Saw VIII  no es una mera sucesión de guiños y citas a todos los títulos anteriores, alguno de ellos de llorar de la emoción (el que nos sitúa en aquel desnudo trío de la seminal Saw), a pesar de que parece estar jugando a ello durante todo el metraje (y es en esos instantes en los que te pones algo nervioso y te dice: bueno, vale, está bien pero…) para luego darte una de esas precisas sorpresas que te obligan a replanteártelo todo para que las piezas encajen (ojo 3: ese encaje y esa sorpresa… ¡ya la habíamos visto antes pero no así!).

Convertir a Jigsaw en el eje central de esta resurrección-continuación (ojo 4: más pistas, más pistas) es una idea tan brillante como la de las críticas al fenómeno fan de asesinos en serie, en el fondo una crítica a nosotros mismos, los fans de estos serial killers y estas franquicias sangrientas y gore. Si hay que ponerle un pero a la película, y no me refiero a ese reparto de actrices y actores directamente de derribo (menos Tobin Bell, evidentemente), algo que se agradece en estas tesituras de disparate y mutilaciones, es que no es tan salvaje como sus precedentes. Sí, hay unos cadáveres en la morgue como muy churriguerescos (ojo 5: que están para ¿despistarnos?) y algún efecto de maquillaje más, pero el tono es como más ligero, jugando incluso con el off (ojo 6: el off es algo a tener en cuenta para encajar las últimas piezas, no sólo las que se ven y se tocan aquí).

Los hermanos Spierig, directores de Saw VIII (ojo 7: que sean dos los directores… Ahí lo dejo), le dan un estilo seco en lo que es la trama de investigación, muy la chanante Resurrection de Rusell Mulcahy y un toque hasta clásico en la lista de pruebas/muertes propuestas a las víctimas, algo que es de aplauso en la secuencia del silo del grano, réplica de otra mítica en el Vampyr de Dreyer… homenajeada en Único testigo de Peter Weir.

Resumiendo: puede que Saw VIII no sea tan buena como algunas otras de sus hermanas, pero sí que es decididamente simpática como juego privado sobre el género y sobre el paso del tiempo (ojo 8: hasta aquí puedo leer). 

A favor: Su giro final. 

En contra: No es tan gore como uno necesitaba.