Críticas
3,0
Entretenida
Futbolín

Evasión o victoria

por Xavi Sánchez Pons

La posición de Juan José Campanella dentro del cine latinoamericano es envidiable. Es un director estrella, mediático, algo rarísimo de ver en un cineasta argentino. Su poder de influencia fue a más después de ganar el Oscar a la Mejor Película Extranjera hace tres años con 'El secreto de sus ojos'. Quizás por estar en esa posición tan privilegiada y ganada a pulso, ojo, el firmante de 'El hijo de la novia' se ha atrevido a dar el salto al cine de animación con, lo anunciamos ya, buenos resultados.

'Futbolín', que tuvo el honor de abrir la pasada edición del Festival de Cine de San Sebastián, es una entrañable historia con el deporte del balompié de fondo, y pone toda la carne en el asador para no palidecer ante las grandes producciones animadas de Hollywood. Es también encantadoramente localista, es obligado un visionado en argentino, sin doblajes innecesarios que acaban con la chispa del original, pero a la vez universal al proponer una firme defensa de lo analógico (una curiosa paradoja al tratarse de un filme generado por ordenador) y al describir una serie de temas con los que cualquiera puede sentirse conectado: camaradería, lucha de clases, los primeros amores, etc, … La película es cien por cien Campanella; aúna entretenimiento, en este caso concreto espectáculo, una buena historia, y emoción.

En algún punto entre 'Evasión o Victoria', 'Karate Kid', 'Shaolin Soccer' y la serie de dibujos animados 'Campeones', la apuesta de 'Futbolín' es segura; no corre riesgos, y mucho hay en ella de crowdpleaser. Así que para disfrutarla al cien por cien, hay que dejarse llevar y dejar los prejuicios en casa. De esa se forma se disfrutan más escenas como el prólogo inicial, una divertida parodia de 2001: 'Una odisea en el espacio', o el hecho de que el villano de la función sea un trasunto nada disimulado de Cristiano Ronaldo.

A favor: el tramo en el vertedero donde las figuras del futbolín cobran vida

En contra:en muchos tramos se abusa de la, por otro lado, fantástica banda sonora de Emilio Kauderer