Críticas
2,0
Pasable
A las duras y a las maduras

Dos a la fuga

por Xavi Sánchez Pons

Conocido por su carrera televisiva, ahí quedan los más de dos cientos episodios de Un chapuzas en casa, Tim Allen inició en los noventa una carrera cinematográfica llena de aciertos (Héroes fuera de órbita) y desaciertos (Vaya Santa Claus!). A las duras y a la maduras se situaría en una dudosa tierra de nadie. La historia, un vehículo para el lucimiento del actor cómico, toma la forma de una comedia de enredo que cada vez se va haciendo más grande que sigue las peripecias de un matrimonio de empresarios en crisis, Allen y una neumática Kirstie Alley, que, tras ser acusados de fraude fiscal, se esconden en una comunidad amish para evitar ir a la cárcel.

Alargada en exceso, el filme dura casi dos horas cuando lo que cuenta podría haber sido explicado en mucho menos tiempo, es de justicia reconocer que la química entre Allen y Alley funciona, y que ciertas referencias a la cultura pop están bien utilizadas; se lleva la palma la mención, lógica por otra parte, a Único testigo. Ahora bien, esos aciertos no inclinan la balanza a favor de la blanda dirección a cargo de Bryan Spicer.

A favor: la presencia como secundarios de Michael Lerner y Wayne Knight

En contra: Es difícil llegar despierto al final