Críticas
3,0
Entretenida
Hijos de la medianoche

Un paseo por la historia de India

por Paula Arantzazu Ruiz

En 1980, Salman Rushdie publicaba su primera novela y una de las más celebradas de su carrera: ‘Hijos de la medianoche’, un relato por la historia contemporánea de India a través de los ojos de Saleem, nacido en la misma medianoche en que el país declaró su independencia del Imperio Británico. Se trata de una obra capital que, si a nivel mediático quedó eclipsada por el maldito ‘Los versos satánicos’, en el plano literario está incluida con grandes honores en el canon poscolonial de las letras británicas. En suma, un pequeño tótem.

Pergeñada hace treinta años como una gran producción para la BBC, la versión cinematográfica de ‘Hijos de la medianoche’ que se estrena ahora se beneficia primero del padrinazgo del propio Rushdie, quien ha tomado asimismo parte de las riendas del guión, y, segundo, del buen hacer como directora de Deepa Mehta. La cineasta maneja con soltura y gracia el ABC de la gramática cinematográfica y consigue que el trayecto por la malograda vida de Saleem y de la India sea tan entretenido como poderoso, tan arrollador como esplendoroso. Uno de sus logros es, entonces, haber sabido plasmar las bellas metáforas y los circunloquios narrativos de Rushdie -ese realismo mágico que se mira en Gabriel García Márquez, tal y como han señalado mil y un críticos- en no menos potentes imágenes. Por supuesto, habrá quien encuentre todo ese color excesivo. Es cuestión de gustos. El problema, añado, no está en la saturación, sino en cuánto de fascinación frívola hay en esa puesta en escena: Mehta coquetea con el orientalismo estético una y otra vez, aún conociendo el riesgo, y no siempre para ponerlo en tela de juicio.

No es el único precio que se ha pagado a la hora de llevar la novela a la gran pantalla. Y es que Mehta parece poco interesada en el verdadero motor político que hacer mover el relato, para potenciar, tal y como se ha dicho, el vibrante exotismo de su cultura. Peligroso escollo que hace de la película, en última instancia, un viaje repleto de maravillas, pero de pocas verdades.

A favor: Salman Rushdie es el narrador en la versión original de la película.

En contra: Su poca hondura política.