Morir mil veces
por Alejandro G.Calvo¿Cómo sería Starship Troopers (1997) si le aplicáramos el huis clos narrativo de Atrapado en el tiempo (1993)? La respuesta, claro, sería algo similar a lo que expone la alucinante Al filo del mañana, el regreso de Doug Liman a la action movie más imaginativa –sí, soy fan de Jumper (2008), una película que no le gusta ni a su director-, tras marear la perdiz con la descafeinada Caza a la espía (2010). En ella vemos como dos soldados –Cage (Tom Cruise), un teniente acusado de deserción y obligado a luchar en el frente como un recluta novato, y Rita (Emily Blunt), una versión femenina de Rambo a la que la plebe apoda como “Full Metal Bitch”- serán los responsables de detener una invasión extraterrestre que ya ha dominado Europa y amenaza con destruir el globo terráqueo en las próximas horas –las concomitancias con la Segunda Guerra Mundial son continuas a lo largo del film-. La única ventaja real con la que cuentan los humanos es la capacidad de Cage de repetir una y mil veces –siempre que muera, claro- el mismo día D, tras verse infectado por un virus marciano.
Dicho trampantojo narrativo convierte la película en un auténtico festín sci-fi, donde el thriller, la action movie y las películas de viajes en el tiempo, se mezclan a la perfección en un espectáculo de última generación, en una línea parecida a lo ofrecido con Código fuente (2011) de Duncan Jones. Basado en la novela de Hiroshi Sakurazaka “All You Need Is Kill”, el mayor chute de satisfacción que ofrece la cinta es que, a partir de un punto inconcreto, uno ya no sabe qué versión de la historia está siguiendo, dado que el protagonista ha vivido tantas veces el mismo día que juega a la vez como protagonista y como demiurgo, conocedor de lo que va a pasar a cada momento. El suspense se construye así a retazos, cada nuevo paso fuera del límite temporal repetido es una visita al abismo dramático, un trazo más en un paisaje que nunca parece que vayamos a poder ser capaces de ver al completo.
Así, mientras vemos morir continuamente al protagonista, reseteando una historia-laberinto sin salida aparente, la película construye una épica romántica a base de las mini-dosis de adrenalina salpicadas en cada segmento temporal. Un perfecto campo de cultivo para que lo trágico devenga cómico y lo cinematográfico algo cercano al video juego –cada vez que muere, arranca la partida de nuevo-. En definitiva, un espectáculo totémico, un blockbuster de los que nos hacen babear, una película veraniega para estar revisitando todo el año.
A favor: Las secuencias de acción, el diseño de los extraterrestres, cada una de las balas que se alojan en la cabeza del protagonista.
En contra: El inevitable peaje romántico.