Con Z de capa y espada
por Eulàlia IglesiasAntonio Banderas llegó a la cumbre de su carrera en Hollywood al encarnar al Zorro (o a un heredero suyo, para ser exactos) en esta actualización del cine de capa y espada a cargo de Martin Campbell, especialista en facturar blockbusters de acción, entre ellos un par de franquicias de James Bond.
La película desempolva los encantos clásicos de este subgénero de aventuras sin añadir demasiados aditivos. Los protagonistas exhiben temperamento y artes de seducción latinos, los duelos de arma blanca están coreografiados como si de arabescos se tratara, las pasiones y las venganzas se arrastran de por vida y no falta un conflicto político de trasfondo. Pero su naturaleza de gran producción también se delata en un metraje hipertrofiado y cierta sensación general de vacuidad.
Banderas, eso sí, encajó en el personaje como un guante. Lo certifica que su otro rol de éxito en Estados Unidos, el Gato con Botas de la saga 'Shrek', no deja de ser una variante animada de este espadachín enmascarado.
A favor: La tensión sexual entre Banderas y Zeta-Jones.
En contra: Como sucede con tantas superproducciones de Hollywood, está demasiado hinchada.