Críticas
4,5
Imprescindible
Un amour de jeunesse

Todas las canciones hablan de mi

por Violeta Kovacsics

Mia Hansen-Love cierra su película con la sencillez de un plano detalle de un sombrero que se deja llevar por el viento y por la corriente de un río. 'Un amour de jeunesse' es así: de tono bajo y de calado profundo. La película recorre Europa al tiempo que dibuja un trayecto de reconstrucción emocional y de recaídas, de la imposibilidad de dar por terminado el primer amor.

Hansen-Love posa su cámara sobre pequeños gestos. Acostumbrada a ver un cine que precisa de lo tremebundo para ahondar en los dramas vitales, 'Un amour de jeunesse' me enamora por su trazo suave, que no elude ni el dolor ni la felicidad. El dolor está en el montaje de la rutina de la chica, que mira el buzón esperando las cartas de su amado a medida que pasan las estaciones, hasta que un día no hay correo, hasta que otro día llega la carta que anuncia el final de la relación. Es la primera caída. La felicidad está en el plano, robado, de la protagonista sobre un muelle danés, sonriendo a su profesor mientras le salpica un rayo de sol. Es la primera recuperación.

Hansen-Love no levanta la voz, se basta con la naturalidad de la luz y con sensaciones tenues y universales, como cuando el agua acaricia los pies en un río. Se basta con una banda sonora que se convierte en compañera emocional, con la voz de Violeta Parra entonando el "gracias a la vida" o con el tono tan luminoso como nostálgico de 'The Water' de Johnny Flynn y Laura Marling. En el fondo, 'Un amour de jeunesse' es como una canción bonita y dolorosa, tan difícil de aprehender como capaz de dibujar con sensibilidad las complejidades del amor.

A favor: Su sensibilidad.

En contra: Nada.