Críticas
3,0
Entretenida
Chappie

Gangsta Chatarra

por Paula Arantzazu Ruiz

A Neil Blomkamp le gustan los bajos fondos y sus personajes se suelen encontrar en el intersticio de lo humano y cualquier otra cosa: en su debut District 9 veíamos a un agente del gobierno convertirse en un alienígena en las barriadas de chabolas de un Johannesburgo hiperviolento; en Elysium Matt Damon quedaba unido por siempre a un exoesqueleto electrónico mientras trataba de huir del enorme ‘slum’ que es en el futuro la Tierra; y en Chappie el protagonista es un robot que adquiere consciencia y acaba como líder de una banda de gángsters desdentados y con mucho bling bling colgado del cuello y decorando los puños. Podríamos afirmar que Blomkamp lleva al menos tres películas haciendo el mismo largometraje (o girando sobre la misma trama) y no nos equivocaríamos, pero ¿y qué más da?

En realidad Chappie es un remake de la propia trayectoria del cineasta como también la suma bastarda de Cortocircuito, RoboCop y las visiones robóticos de Chris Cunningam para Björk (y otras tantas referencias no tan obvias); un remix acelerado en beats que se mira en un canon en el que cabe la versión más amable y naif de la Inteligencia Artificial como la más violenta visión del Cyborg postmoderno. Y sobre esos dos tonos pivota la película, con un Chappie en momentos tan insoportable como el peor de tus sobrinos y con un despliegue de tiros y armas arrollador. Pese a que el abanico de recortadas y lanzagranadas puede hacernos perder la perspectiva, no habría que pasar por alto el hipotético futuro que dibuja Blomkamp en el filme, en el que dos versiones de la tecnología luchan por ser la dominante: la inteligencia artificial autónoma y la que es controlada de manera remota por los intereses, no siempre nobles, del ser humano. No es que Blomkamp sea muy sutil con esa polarización bueno-malo, pero no por ello no resulta menos perspicaz.

Mención aparte merecen Yo-Landi Vi$$er y Ninja, de la banda de rap-rave Die Antwoord, inesperados protagonistas de Chappie. Inesperados tampoco es el adjetivo correcto, porque en algunos momentos uno tiene la sensación de estar frente a un videoclip de lujo para el marciano tándem. No es la primera vez que el dúo aparece en pantalla - ya los fichó Hamony Korine en el no menos desquiciado cortometraje Umshini wam-  pero aquí parece que sea la discográfica -o la productora o su cooperativa autogestionada, a saber- la que esté detrás de todo el tinglado. En Chappie queda claro que su lugar son los escenarios, no los platós, pero al menos han conseguido una tarjeta de presentación con la que vacilar a más de uno.   

A favor: Cuando Chappie se pone macarra es delirante.

En contra: El poco peso de Sigourney Weaver como secundaria y el demasiado a mi juicio de Yo-Landi y Ninja.