Meat is murder
por Xavi Sánchez PonsA simple vista, Ferdinand no tiene nada de especial. Parece una de esas películas de animación de perfil bajo que solo persiguen el objetivo de entretener a los más pequeños de la casa, arriesgando poco en lo creativo y, por tanto, jugando sobre seguro. Y, si bien los tiros van por ahí, la nueva cinta de Carlos Saldanha (uno de los factótums de la saga La edad de hielo) posee, de forma sorprendente, un subtexto anti-taurino que en España tendrá unas resonancias alucinantes y que, de buen seguro, hará saltar de la butaca a los fans de José Tomás y de Francisco Rivera. Parafraseando aquí eso que se dice sobre los filmes bélicos: para que una película sobre los toros de lidia sea buena, tiene que ser anti-taurina. Y como decíamos antes, vaya si lo es Ferdinand. Ojo, algo que este crítico aplaude y defiende en esta reseña; porque lo de matar animales por deporte sigue siendo más propio de siglos iletrados y pasados, que de una sociedad moderna como se supone que es la nuestra.
Siendo sinceros, de la primera hora y cuarto de Ferdinand hay poco que destacar. Una colección de tópicos sacados de los clásicos de Disney con Bambi como referente principal, números de slapstick rutinarios (hay uno en una tienda de porcelana que tiene algo de chispa), humor zafio (lo de los caballos afeminados es bastante feo) que a veces se traduce en un tono erróneo, y una recreación de la España soleada rollo postal que, eso sí, no comete ningún crimen a lo Misión: Imposible 2 (¿recuerdan aquellas Fallas de Sevilla?). Ahora bien, pasados esos 75 primeros minutos que, desde luego, pueden hacerse eternos, todo explota; tanto en la puesta en escena como en lo que se cuenta. La acción y el ritmo mejoran (la secuencia de la huida del matadero y la posterior persecución por Madrid tienen brío), y el filme se desmelena temáticamente al cobrar la forma de un vibrante alegato animalista capaz de entregar algunas frases e imágenes potentísimas. Desde la toma de conciencia del grupo de bovinos protagonistas, con un Ferdinand afirmando que el ruedo es otro matadero, a la secuencia del toro protagonista que da nombre al filme toreando, literalmente, a un matador narcisista o bajando los brazos y sentándose delante del diestro para demostrarle que no quiere pelear en una re-imaginada Plaza de las Ventas.
Ferdinand, que parte de un libro infantil de Munro Leaf y Robert Lawson (El Cuento de Ferdinando) es, en última instancia, la enésima película de animación que contiene ese mensaje de tu eres el dueño de tu propio destino y, sin quererlo, mantiene en algunos tramos un diálogo muy loco con el Okja de Bong Joon Ho. Como en la película del director coreano, el animal aquí se salva, pero salimos del cine sabiendo que sus compañeros de especie seguirán muriendo, tanto en ese mundo paralelo de ficción, como en el real.
A favor: Su frontal y valiente alegato contra la Fiesta Nacional.
En contra: Que tarde más de una hora en arrancar.