Un policíaco ambicioso y fallido
por Rodolfo SánchezTamra Davis sorprendió gratamente con Guncrazy en 1992, película que posee todo lo bueno de lo que carece su cuarta obra, Los padrinos del novio. También protagonizada por Drew Barrymore, Davis se introduce en un policiaco romántico y con elementos de comedia en el que pone un gran número de elementos en juego que según va avanzando la acción se desperdician completamente. Si en su primera película –no así en el resto de su nefasta carrera- partía de la sencillez para dar forma una obra pequeña pero llena de interés y de personalidad, en Los padrinos del novio pierde el norte al intentar ser ambicioso, pero sin capacidad alguna para orquestar una cinta que comienza más o menos bien pero va perdiendo fuelle durante su metraje, con una enorme falta de ritmo a pesar de su escasa duración y que todo se sucede con celeridad. La idea, tan buena como otra cualquiera, se desvanece por una apuesta por la acumulación y por la falta de trabajo serio tras la cámara.
A favor: El comienzo.
En contra: Que da mucho menos de lo que propone.