Críticas
2,5
Regular
Populaire

Fantasía vintage olvidadiza

por Paula Arantzazu Ruiz

Años 50: una época en la que ser secretaria suponía el máximo horizonte del feminismo y en la que la máquina de escribir era la herramienta hacia la liberación profesional y sexual. Regis Ronsard plasma esta idea de manera exquisita en el arranque de 'Populaire', su debut en largo. En la escena en que Rose (Déborah François), la joven y cándida protagonista, se presenta a la entrevista de trabajo en la oficina de Louis (Romain Duris) que la ha de convertir en una mujer autónoma e independiente, la velocidad con la que teclea la máquina y el furor de sus manos provoca que su jefe se fije en ella de tal modo que, obvio, saltan chispas.

La metáfora le sale redonda a Ronsard, con lo que es una lástima que la deje completamente aislada, marginada del resto de la película. Como un verso suelto. Y es que al cineasta no le interesa explicar los claroscuros de una época en que la lucha de sexos y la tensión sexual comenzaban a aflorar en el terreno profesional; sus intenciones no van más allá de narrar una bonita comedia romántica que explote los colores y estética de los años 50, tan en voga gracias al look retro de series como 'Mad Men' o el trabajo de Todd Haynes. Pero, a diferencia de estos dos ejemplos, el director ni quiere ahondar en el cinismo ni busca reflexionar sobre la contrucción cinematográfica de los relatos durante la etapa del cine clásico. Como se ha apuntado, 'Populaire' no es más que una cuento de hadas que copia alegre e impúdicamente un buen número de hits del cine y la cultura popular de aquella década, desde Hitchcock ('Vertigo. De entre los muertos', Grace Kelly, James Stewart...), hasta la policromía de Douglas Sirk o el easy listening de Xavier Cugat. El ejercicio resulta divertido, estiloso, pero tan hueco como olvidadizo.

A favor: Su cuidado diseño de producción. Una fantasía vintage.

En contra: La interpretación de Romain Duris es algo pobre.