Críticas
3,0
Entretenida
Absolutamente fabulosas

Estas abuelas son un peligro

por Marcos Gandía

El cine británico tiene una, supongo que buena aunque se fomente en una mala, costumbre muy arraigada desde los años 60 que consiste en llevar a la gran pantalla algunos de sus éxitos televisivos, básicamente comedias de situación, aunque no hayan hecho ascos al thriller o al drama. Y no lo han hecho como una comprensible prorrogación comercial que sacara más libras esterlinas (estamos ante productos de consumo interno), sino que la mayoría de las veces han sometido al descontrol (el cine no estaba sometido a la censura del medio catódico) a esas teleseries. Si encima median muchos años entre ellas y el largometraje, caso de estas Absolutamente fabulosas que han dejado pasar casi un cuarto de siglo entre sus apariciones en la pequeña pantalla y el film que hoy se estrena, el proceso de desintegración autoparódica se coloca en un número exponencial mayor.

Parodia casi de una parodia, el reencuentro con este par de petardas (creaciones guilty pleasure de Jennifer Saunders y Joanna Lumley) que en la década de los 90 destaparon todas las miserias del oropel y el cutrelux del mundo de la moda británica y del famoseo inglés, es algo así como una comedia soez, muy de trazo grueso, muy Benny Hill y muy, muy efectiva. Seguramente se perderán en el visionado español la mayoría de los chistes privados (no solamente respecto a la serie original, sino a otras contemporáneas y al mundo de la televisión y los mass media con sede en Londres) o las alusiones a las fashion stars. Saunders, como alma mater del guión y del proyecto, combina esto con algunos malvados gags a costa de actores de Mad Men y Juego de tronos, aunque lo que de verdad le interesa es destrozar sin misericordia las Absolutamente fabulosas televisivas en un viaje carente de nostalgia y sí lleno de mala leche menopáusica. Blake Edwards, el más focalizado en el gag facilón y en la alusión disparada al bajo vientre, o Billy Wilder (evidente el referente, incluso en el final, a Con faldas y a lo loco), también el menos sutil, se dan la mano para un producto 100 % british y 100 % entendible, disfrutable y defendible por los hooligans del fenómeno AbFab.

A favor: Una Joanna Lumley más allá del bien, del mal y del buen gusto.

En contra: la infinidad de bromas y referentes demasiado británicos.