El emprendedor del Norte
por Suso AiraHabrá otros críticos y estudiosos que cuando se sienten a analizar cómo se vivió la caída del capitalismo y la crisis económica mundial escribirán sobre títulos del tipo de Margin Call, El empleo del tiempo etc. Lástima, porque donde de verdad encontrarían el reflejo real de estos años de declive y fin de los tiempos sería en obras como este díptico formado por Cómo acabar con tu jefe y Cómo acabar sin tu jefe 2.
Si la primera, y despopirrante, entrega de esta negrísima andanada cómica versaba sobre el eterno sueño vindicatorio del subalterno, del miembro del proletariado, consistente en asesinar al patrón, al explotador, al capital (todo un discurso que ni los de Podemos habrían pensado descubrir en un producto mainstream yanqui), esta tronada e incluso más cáustica secuela lleva la premisa a un estadio incluso más sociopolítico y cabrón: la del obrero tornado empresario. El terceto protagonista ha decidido cruzar la línea y subirse al carro del emprendedor, pero este carro se torna más bien en el tren mercancías de la aldrichiana El emperador del Norte, sustituyendo al vigilante Ernest Borgnine por dos aves rapaces (un padre y un hijo de armas tomar). Hundidos y devorados por los buitres, los carroñeros del sistema post Lehman Brothers… ¿qué les resta a estos tres infelices? Pues ni más ni menos que convertirse en los hijos de puta que intentaron eliminar a sus jefes… Cómo acabar sin tu jefe 2 se asusta pronto de esta idea (aunque no antes de enseñarla: véase el cónclave amiguetil planeando el secuestro) y nos recuerda que, en el fondo, este trío está compuesto por unos entrañables desgraciados y perdedores. Queda así el film en terrenos más acomodaticios (chistes soeces, mucha referencia genital, el retorno de los secundarios de la película precedente…), pero no por ello menos divertidos. Jennifer Aniston sigue robando la función cada vez que sale (que sale salida, quiero decir) y el gayerismo carcelario con respecto a Kevin Spacey es de nota (alta). Jamie Foxx resulta algo repetitivo y Christoph Waltz no puede con el recuerdo de la performance de Colin Farrell en Cómo acabar con tu jefe. Aun así, esta secuela mantiene el tipo y merece la pena, aunque solo sea por proponer un mix entre dos cult movies: la Envidia de Barry Levinson y El rescate del Jefe Rojo, sketch de Howard Hawks para Cuatro páginas de la vida.
A favor: Aniston y los chistes guarrindongos.
En contra: Christoph Waltz no sabe/quiere autoparodiarse.