Críticas
3,0
Entretenida
Into The Woods

Into The Woods

por Xavi Sánchez Pons

El nombre de Rob Marshall (Chicago, Nine) es sinónimo de Broadway, de adaptaciones cinematográficas de musicales de éxito, de oficio y buen acabado en ese traslado a la pantalla grande. Y todo eso se cumple en Into The Woods, obra original del todopoderoso Stephen Sondheim y James Lapine, que presenta cuatro cuentos infantiles clásicos revueltos y re-imaginados de forma libre: “Caperucita Roja, "Jack y las habichuelas mágicas", "Rapunzel" y "La Cenicienta".

Cruce entre Mamma mia! (comparten el cast de Meryl Streep, el espíritu kitsch y su condición de placer culpable) y las versiones animadas de los cuentos con el sello Walt Disney (el estudio produce la película), Into The Woods posee una primera hora trepidante, con un ritmo endiablado (el montaje paralelo de la secuencia de inicio que entrelaza todos los cuentos y la nueva trama que los une es espectacular) y una vis cómica que funciona a las mil maravillas con una Anna Kendrick y Emily Blunt especialmente graciosas. En esa primera parte del filme Marshall es un portento a la hora de convertir un texto teatral en algo cinematográfico, vivo y lleno de dinamismo, y lo hace con una puesta en escena pirotécnica, vigorosa, pero estudiada al dedillo. Una pena que el nivel de la hora inicial no se mantenga durante el resto de la película.

Como si de un monstruo de dos cabezas se tratase, la segunda parte de Into The Woods está dominada por el exceso (ese CGI de garrafón), cierto aburrimiento y la dispersión, algo que incluso se ve reflejado en la labor de su director. Una vez que las tramas confluyen en una más dramática y seria el montaje paralelo desaparece y también las ideas; de hecho Marshall parece perder el interés y opta por el piloto automático. Pero no todo es malo en este tramo, el número musical de “Your Fault” es fantástico, e insufla oxígeno a esta parte menos afortunada.

A favor: Su primera hora, trepidante y muy divertida

En contra: Un Johnny Depp casi autoparódico como el Lobo de Caperucita