Críticas
2,0
Pasable
¡Atraco!

Posguerra postiza

por Paula Arantzazu Ruiz

De un tiempo a esta parte, la posguerra española ha dejado de filmarse gris y sombría. Sucedía en Miel de naranjas, de Imanol Uribe, donde la luz atravesaba una historia de opresión política y de la pequeña resistencia al franquismo; así como también, quizá de manera más tangencial, en El gran Vázquez, del ídem Óscar Aibar, donde el color refulgía en cada plano de este trabajo sobre la vida del mítico y caradura historietista. Algo parecido ha querido realizar Eduard Cortés en este ¡Atraco!, coproducción hispanoargentina sobre una historia que vincula a ambos países no sólo por el habla, sino por unas joyas. Las de Eva Perón, ni más ni menos. ¡Atraco!, no obstante, comete el gran fallo de querer ser una cinta de época en la que todo el attrezzo es nuevo, como recién comprado en un gran almacén.

Aunque ¡Atraco! y The Pelayos, la anterior película de Cortés, no pueden estar más separadas temporalmente y geográficamente, hay tantas similitudes entre ellas a nivel formal que resulta inevitable compararlas: las dos arrancan con una escena filmada al ralentí y de color envejecido y las dos están narradas en flashback. También las dos están mal interpretadas, aunque ¡Atraco! cuenta con un as que la familia de asiduos a los casinos no tenía: la pareja formada por Guillermo Francella y Nicolás Cabré, el dúo de atracadores y tándem de vis cómica que consigue elevar un poco el trabajo. Con el largometraje, eso sí, Cortés se ha apuntado un buen tanto: ser de los pocos directores que estrenan un par de cintas el mismo año. Además de romper la taquilla argentina, donde se estrenó el pasado verano. En muchas ocasiones, lamentablemente, una gran recaudación no es sinónimo de calidad.

A favor: The Pelayos es peor.

En contra: Amaia Salamanca no para de sonreír en toda la película. Inquietante.