Emmanuelle Devos y las calles de París
por Beatriz MartínezA veces, en un momento de desconcierto vital, una serie de miradas furtivas pueden desembocar un inesperado enamoramiento repentino. Es lo que le sucederá a Alix (Emmanuelle Devos) en un trayecto en tren mientras observa con interés a un desconocido con semblante triste (Gabriel Byrne). Sin saber muy bien por qué, seguirá sus pasos durante un día hasta que el encuentro se haga inevitable.
El tiempo de los amantes es una variante del modelo tantas veces explorado en torno a la historia que proponía Breve encuentro: Dos personas que se conocen por casualidad y en un espacio de tiempo minúsculo descubren que están hechos el uno para el otro, pero que su relación es imposible.
En ese sentido, estaríamos ante una versión adulta, casi crepuscular de Antes de amanecer. La cámara del francés Jérôme Bonnell se mueve guiado por las intuiciones de sus personajes, por sus inseguridades, por la sensación de magia repentina y también por el sentimiento de desconcierto y magia por el que se encuentran absorbidos los personajes.
Lo más insólito de la propuesta es la capacidad a la hora de plasmar todo eso por parte del director, que registra el romance de una manera bastante más original de lo que estamos acostumbrados. El tiempo de los amantes es una película con mucha clase y refinamiento, siempre resulta impredecible en su narración y desarrollo, y va creando una atmósfera dilatada y un tiempo suspendido, así como una especial sensibilidad a la hora de captar las miradas y los más pequeños detalles.
Pero quien realmente consigue que la película se eleve por encima de sus particularidades, es la actriz Emmanuelle Devos, que vuelve a realizar una interpretación llena de matices, delicada y generosa, de manera que el espectador es capaz de apreciar cada uno de sus movimientos internos con solo un gesto o una mirada. Turbadora, volátil, sensitiva, sutil… así es El tiempo de los amantes, porque así es Emmanuelle Devos, un prodigio de la pantalla.
A favor:Emmanuelle Devos.
En contra: Que seguramente pase desapercibida por la cartelera.