Críticas
3,0
Entretenida
La venganza de Jane

A vueltas con el western

por Carlos Losilla

Si en los años 70 el western entró en su fase crepuscular y reflexionó sobre la función que debía desempeñar en los nuevos tiempos, las películas del género realizadas posteriormente por Clint Eastwood (El jinete pálido, Sin perdón) dejaron bien claras dos cosas: primero, que no solo era había que lamentarse melancólicamente por los buenos-viejos-tiempos, sino también preguntarse por el papel que habían desempeñado a la hora de configurar el imaginario mítico de toda una nación. Ahora es distinto. Quiero decir que los westerns estrenados últimamente prefieren jugar con esos referentes para construir artefactos más o menos verosímiles, más o menos posmodernos, que reconfiguren los arquetipos del género, sobre todo el papel de la mujer. En Slow West, John Maclean muestra a un joven petimetre en busca de su chica a lo largo y ancho de tierras especialmente peligrosas. En Deuda de honor, Tommy Lee Jones esboza el somero retrato de una mujer condenada por las circunstancias. En Los odiosos ocho, Quentin Tarantino hace que la trama gire alrededor del personaje interpretado por Jennifer Jason-Leigh, excusa que desencadena la acostumbrada espiral de violencia… ¿Estamos ante un nuevo western feminista? Ni mucho menos: el punto de vista sigue siendo masculino y la puesta en escena juega con las tradiciones simplemente realizando algunos cambios en el organigrama. En La venganza de Jane, Natalie Portman interpreta también a una mujer fuerte, que soporta en buena parte el peso de la película, pero el verdadero conflicto del film se juega entre hombres.

Veamos. Jane (Portman) debe defender su casa de unos forajidos, que han malherido a su esposo por traicionarlos y no se detendrán ante nada para rematarlo. Sin embargo, aparece Dan Frost (Joel Edgerton), ex amante de Jane, que disparará todos los conflictos dramáticos de la película y la ayudará a hacer frente a la banda. El esquema argumental es limpio y escueto, pero el director Gavin O’Connor (recuérdese la apreciable Warrior), con la ayuda en el guión del propio Edgerton, lo complica mediante una puesta en escena laberíntica: numerosos flashbacks informan del pasado de los personajes, mientras el presente se limita a seguir sus pasos de cara al enfrentamiento final. Por un lado, pues, la mujer está en el centro de todo, incluso del título. Por otro, sin embargo, no sería nada sin esos antagonistas o adyuvantes que organizan su mundo para que ella pueda brillar. Pues se trata de eso: el western como armazón típicamente "macho" en el que de vez en cuando se deja entrar a alguna mujer, del mismo modo en que la estructura huis clos de esta película deja entrever en ocasiones otro oeste posible, los sentimientos y las complejas relaciones amorosas que se ocultaban tras los disparos y los caballos.

En eso la película resulta interesante: La venganza de Jane es un western casi minimalista, sombrío y tristón, que mantiene casi siempre a sus personajes en densos claroscuros, cortesía de la excelente foto de Mandy Walker. Y esta estética a media luz se convierte poco a poco en la metáfora perfecta de los personajes, que siempre tienen algo que ocultar, dibujando así un Oeste moralmente esquivo, algo así como si el nacimiento de la nación (los flashbacks se remontan al término de la Guerra Civil) ya estuviera marcado no solo por una violencia imparable, sino también por el remordimiento, la frustración, los deseos no cumplidos. Pero, como decía, todo eso son atisbos que quedan muy bien como alusiones y destellos pero no logran dar una forma sólida al conjunto. Hasta el punto de que al final la película no sabe cómo arreglárselas para mantener esa tensión y decide ir por el camino de en medio, resolviéndolo todo con un final simplón y acomodaticio que nada tiene que ver con las complejidades y los matices antes planteados.

A favor: La película apunta ideas brillantes, e incluso tiene momentos de una poesía extraña y evocadora, como casi todos los tête à tête entre Portman y Edgerton.

En contra: Se va estropeando a medida que avanza y el final es sencillamente inadmisible.