Críticas
4,0
Muy buena
Frances Ha

Amor moderno

por Carlos Losilla

Noah Baumbach y Greta Gerwig ya habían coincidido en Greenberg (2010), con guión de JennifferJason-Leigh, a su vez la protagonista. Y parece que el cineasta se siente cómodo colaborando con sus intérpretes femeninas, pues Gerwig aparece también como coguionista en los créditos de Frances Ha. Podría tratarse de un intento de Baumbach por acercarse aún más a sus actrices, por las que siente una especial debilidad, a juzgar sobre todo por Margot y la boda (2007), donde Nicole Kidman incorporó a uno de sus personajes más ricos y complejos. Pero hay otra cosa. Baumbach es un cineasta multiforme, capaz de renovarse en cada una de sus ficciones, manteniendo siempre, por otro lado, una gran unidad de tono, que hermana sus películas más allá de estilos e intenciones. En ese sentido, Frances Ha podría ser una película de Greta Gerwig dirigida por Noah Baumbach, per parece más una película de Baumbach que necesitaba de la estrecha complicidad de Gerwig para su pleno desarrollo. Como Una historia de Brooklyn (2005), como Margot y la boda, como Greenberg, esta es una historia sobre un personaje desubicado que intenta encontrar un lugar en el mundo.

Y Baumbach no podía hallar mejor aliado que Gerwig para describir esa situación. Se trata de una actriz singular, dotada de un peculiar sentido de la comedia, de un timing tan exacto como delicado. Pero también de un cuerpo y un rostro que parten de la torpeza y la estupefacción constantes para alcanzar una cierta belleza, un equilibrio armónico finalmente en sintonía con el mundo. Frances Ha, por lo tanto, no sería lo que es sin Gerwig, sin su figura larguirucha, sin su irremediable encanto. Pero ¿cómo sitúa Baumbach esa figura en la ficción, en la historia de una muchacha que vive en Nueva York, pierde a su compañera de piso, empieza a intuir que su trabajo como bailarina quizá no dure para siempre, pasa por una mala racha sentimental y ni siquiera consigue ser feliz en París, su ciudad mítica? Por supuesto, una película de este tipo solo podía funcionar como artificio, y para conseguirlo Baumbach construye un delicioso mecanismo de relojería alrededor de referentes inmediatamente reconocibles: las películas de la Nouvelle Vague, la música de Georges Delerue, el recuerdo de François Truffaut, el blanco y negro de Godard y Carax… Pero también Manhattan, de Woody Allen, e incluso un cierto cine independiente que procede de John Cassavetes y termina por ahora en JimJarmusch.

Frances Ha, por lo tanto, parece no tener personalidad propia, ser una de esas películas-frankenstein hecha de retazos, remiendos, fragmentos de otras películas. Pero entonces llegan Gerwig y Baumbach para darle la vuelta a la situación a través de dos intervenciones decisivas. Primero, renuncian al estilo contemplativo y observacional para asumir un ritmo gozosamente elíptico, casi musical, elaborado a base de escenas cortas y diálogos cortantes, encabalgados, deslumbrantes, donde la actriz brilla con luz propia por su capacidad para la réplica rápida, a veces rozando el absurdo. Y segundo, dotan a esa estrategia de una progresión implacable, que empieza como una comedia sofisticada y termina como una crónica sentimental, hermanando tradición y renovación sin que se vean las costuras. La escena parisina resulta ejemplar a este respecto, una miniatura en sí misma en el interior de la historia, un prodigio de síntesis y sentido del detalle. Y la película entera abandona poco a poco las citas y homenajes para ser ella misma, como le ocurre a la propia Frances, y acabar contando lo que quería desde un principio: una pequeña educación sentimental, una novelita de aprendizaje en la que se va imponiendo la emoción y la complejidad de la vida, y que acaba diciendo que en el fondo siempre se cuenta la misma historia, solo que con estilos diferentes. En este caso, por ejemplo, mezclando a Flaubert con David Bowie, cuya “Modern Love” ilustra uno de los momentos más exultantes de la función.

A favor: El dueto director-actriz, que consiguen una hermosa obra de cámara, un tratado sobre el paso a la edad adulta filmado con finísima ligereza.

En contra: A pesar de todo, algunos fragmentos aún se resienten de una cierta dependencia de sus modelos, vistos de un modo demasiado superficial.