Críticas
4,0
Muy buena
Mapa

Autorretrato de otro yo

por Gonzalo de Pedro

Muchos críticos y espectadores están descubriendo en estos últimos años algo que el documental lleva poniendo en práctica desde hace años: la puesta en escena de las subjetividades, el paso del yo a primer plano de la película. O lo que, metafóricamente, vendría a ser un giro de 180 grados de la cámara, que pasa de grabar el mundo a grabar al cineasta que graba. Es lo que el genial Chris Marker llamó, hace ya muchísimos años, el cine-ma-vérité ("cine mi verdad"), frente al más conocido cinema vérité ("cine verdad"). Ese paso de la verdad histórica al retrato tembloroso y humilde del cineasta que ofrece solo aquello que tiene más a mano, es decir, su propia vida, es uno de los síntomas más claros de cómo el cine documental ha sido casi el único que ha ido al compás de los tiempos, desmontando la falacia del cine como representación veraz de la realidad (falacia que todavía sostiene muchas miradas y discursos sobre el cine y la realidad).

'Mapa', el primer largometraje de León Siminiani es, en ese sentido, absolutamente ejemplar, porque pone de manifiesto cómo hasta los retratos del yo, hasta las películas que se centran en lo más íntimo del realizador, son, como cualquier película, construcciones, puestas en escena, relatos sobre lo real, y no lo real en sí mismo. Siminiani, en su cortometraje 'Límite 1ª Persona' (2009) (disponible en Internet: http://vimeo.com/13967386), ya demostraba de manera clara que si algo hace el documental contemporáneo es poner en duda todo, no solo los discursos masivos y consensuados sobre lo real, sino también, y eso es más estremecedor, las vivencias personales como relatos veraces. Esa crónica de un desamor en el desierto del Sahara era, al final, todo un retrato de cómo ni tan siquiera la experiencia personal es fuente de conocimiento, de cómo ni tan siquiera podemos ya fiarnos de lo que vivimos, de aquello que recordamos, de aquello que experimentamos en primera persona. Son los límites del conocimiento. Los límites de la primera persona. 'Mapa', que no esconde en ningún momento su carácter de relato, y como tal, de construcción compleja (y sin necesidad además de recurrir a metaconstrucciones ajadas), viene a ser la continuación ampliada de ese cortometraje genial: una película en la que el yo se presenta como un personaje en constante reescritura, en perpetuo cambio y redefinición. Al contrario que las ficciones tradicionales (y también muchos documentales), Siminiani sabe que la identidad, y sus representaciones audiovisuales, son inasibles y difícilmente definibles, rompecabezas imposibles de reconstruir. Por eso su película aparece ante el espectador como un auténtico jardín de senderos que se bifurcan, para agotarse, truncarse, detenerse, y volver a empezar. Una puesta en escena de cómo la construcción de la identidad, y del relato de una vida, nunca puede ser lineal, sino siempre serpenteante e incompleto.

Es importante no llamarse a engaño con respecto a 'Mapa': pese a que para muchos espectadores (y críticos) pueda parecer la primera película española que se enfrente con las herramientas de la posmodernidad al retrato íntimo, el trabajo de Siminiani no hace sino entroncar, por un lado, con una tradición documental internacional de larguísimo aliento (no ven vano, Jim McBride dirigió su clásico 'David Holzman's diary' en el ya lejano 1967), sino que se enmarca en una renovación del panorama audiovisual español nacido a comienzos del siglo, al calor de las nuevas tecnologías digitales y la expansión de internet, que multiplicaron el conocimiento de la tradición documental posmoderna. Junto a Siminiani habría que citar, sin duda, a Andrés Duque, o al imprescindible Daniel Cuberta, nombres que han allanado el terreno a 'Mapa'. Sin embargo, 'Mapa' es sorpendente porque es la primera película nacida del "underground" patrio que accede a un sistema normalizado de producción, exhibición y distribución. En algún momento del proceso se pudo pensar que sería un camino a seguir, hoy, con las perspectivas industriales del cine español, que 'Mapa' llegue a las salas y se produzca en el seno de la industria es un camino abortado, pero necesario: una llamada de atención a quienes ignoran sistematicamente lo que se produce más allá de la industria.

De igual forma, también sería un error reducir 'Mapa' a sus condiciones de producción: culminación de muchos años de trabajo, la película de Siminiani es una extraña combinación de obsesión matemática y caos, un retrato agotador y fascinante de un cineasta que intenta poner orden en su vida a través de las imágenes, para terminar sobrepasado por ellas. Solo podemos decir: bravo.

Lo mejor: Su capacidad para el humor, y su capacidad de crear un personaje que muchos confundirán con él mismo.

Lo peor: Cierta tendencia al hipercontrol.