Críticas
3,0
Entretenida
Dale duro

El indomable Will Ferrell

por Suso Aira

Lo primero que uno tiene que escribir sobre este tronchante pasatiempo (sin lugar a dudas la mayor comedia filogay con chistes homófobos de los últimos tiempos) que se han marcado la extraña pero resultona pareja de Will Ferrell y Kevin Hart, es que uno añora que ya no tengamos en activo a Mariano Ozores, o que ni siquiera tengamos ya una industria capaz de aprovechar las ideas ajenas, los éxitos USA, para rodar a toda prisa una versión/copia/parodia. Porque uno es pobre de solemnidad (y en estas páginas digitales no dejaré de serlo), que si no ya estaba financiando un Dale duro cañí con un corrupto cualquiera (del PP, CiU o del PSOE, da igual) contratando a un gitano ex convicto para que le enseñe a ser malote y que no le borren el cerito sexual en las duchas del talego. Por si sirviera de algo, ahí queda mi idea parasitaria; se agradecerán comisiones (en negro, por supuesto).

Dale duro es la precuela y remake nada confesos de la muy reivindicable El gran Stan de y con Rob Schneider. De hecho, Schneider ha andado como muy rebotado ante las semejanzas argumentales de ambas películas, aunque ni ha denunciado ni nada (honor entre ladrones… de ideas cómicas). Pero su juego va más allá del Karate Kid para no tener problemas si hay que recoger una pastilla de jabón en prisión: Dale duro parece haber conseguido descifrar el críptico y enigmático tatuaje alrededor del esfínter de El gran Stan y transformarlo en un estudio descacharrantemente destroyer sobre el pánico del americano medio (aplíquese el cuento al heterosexual medio) a la homosexualidad. Kevin Hart es el profesor Higgins de una Eliza Dolittle con el rostro de Will Ferrell en esta relectura locatis de My fair lady donde se ha de transformar a un ejecutivo acusado de un delito económico (más que nada un marrón de su jefe) en alguien que sobreviva en prisión…

Lecciones de cómo practicar una felación, de cómo introducirse subrepticiamente el más amplio catálogo de objetos (punzantes) en el ano, de cómo curtir la piel ante bandas de negratas o de los neonazis de la Hermandad Aria o la Supremacía Blanca… De todo esto versa esta gincana cómica con Will Ferrell impertérrito ante cada nueva burrada que le propone el muy cachondo Kevin Hart. Y de cómo no ponerse contra la pared si aparece tu jardinero cachas detrás de ti mientras estás en pelotas. Lo que se dice cine de tesis, vaya.

A favor: su humor anal.

En contra: se desinfla en los 20 minutos finales