Críticas
3,5
Buena
Gloria

Mujeres fuertes

por Quim Casas

Gloria es el título de una notable película de John Cassavetes que, en su momento, se vio como un Cassavetes algo domesticado, aunque con el paso del tiempo ha crecido tanto como las películas más radicalizadas del director y actor. Aquella Gloria era dura, fuerte e independiente, y estaba interpretada por Gena Rowlands. El contexto del relato era tremendamente urbano (el Nueva York de Cassavetes), y su género, el thriller, aunque bien lejos de las reglas del juego genérico.

La Gloria de Sebastían Leilo, con producción de Pablo Larraín y excelente interpretación de Paulina García (de jurado en el festival de San Sebastián estos últimos días), es chilena, de casi sesenta años, también urbana, pero la geografía de su ciudad es bien distinta. No tiene que proteger al hijo de un matrimonio asesinado por la mafia, como en el filme de Cassavetes, sino que se dedica a frecuentar fiestas de maduros solteros en busca de alguna compañía sentimental que mitigue la soledad en la que se encuentra: divorciada hace tiempo y con dos hijos que volaron en solitario unos cuantos años atrás.

Nada que ver, pues, pero que las dos se llamen Gloria no se me antoja una casualidad. La protagonista de la película de Leilo es igual de fuerte e independiente, aunque no lo parezca en su búsqueda a veces desesperada de compañía, y sabe como encauzar los dilemas, superar las dificultares, paliar las frustraciones y enderezar el rumbo de los acontecimientos aunque los reveses sean constantes: la relación con el individuo aparentemente separado que tiene una fijación casi enfermiza con su ex esposa y sus hijos.

Que se llame Gloria no es casual, repito. E incluso puede verse como un homenaje a Cassavetes & Rowlands por mucho que el personaje de Paulina García vista lentejuelas imposibles en las fiestas horteras a las que asiste, y sea tan poco moderna –o más moderna que nadie– al bailar y cantar la 'Gloria' de Umberto Tozzi antes que la 'Gloria' de Van Morrison que hizo suya Patti Smith.

A favor: El control sobre una historia que podría desmadrarse y el encomiable trabajo de Paulia García.

En contra: Alguna pequeña reiteración, sobre todo en la relación de Gloria con Rodolfo, el tipo que conoce en una de las fiestas de solteros.