LoveStory
por Xavi Sánchez PonsLos dramas de alto voltaje emocional suelen ser un arma de doble filo a pesar de ir por la senda de los sentimientos reales y la verosimilitud; muchas veces pueden resultar delirantes y risibles al apostar por una fatalidad de folletín como fuerza motriz del relato. Por otro lado, pueden caer en un error garrafal muy común en este tipo de películas, el hacer espectáculo de la tragedia, el regodearse en lo negativo. Un ejemplo claro de esto último aún resuena en la fallida Blue Valentine, un filme donde la intensidad y la mala estrella se convertían en masoquismo. Pues bien, Alabama Monroe no cae en estos dos errores y se erige en un honesto y creíble drama amoroso capaz de mostrar lo bueno y lo malo de una relación en pareja a corto y largo plazo, además de ser una crónica verídica de lo difícil que resulta a veces superar la pérdida de un ser querido.
Apoyada en dos actores que hacen un tour de force interpretativo poderosísimo, Veerle Baetens y Johan Heldenbergh, esta cinta belga nominada al Oscar es capaz de lidiar de forma elegante y respetuosa con aspectos tan delicados como la grave enfermedad de una menor y el suicidio. El libreto de Felix Van Groeningen (director del filme) y Carl Joos, basado en una obra de teatro, nunca cae en el exceso emocional, y eso a pesar del dramático hecho central que dinamita la película antes de finalizar su primera hora.
Mucho se ha hablado de la importancia de la banda sonora (un éxito de ventas en Bélgica) en Alabama Monroe, una serie de canciones country, el protagonista masculino del filme es un enfermo de esa música, interpretadas por los actores centrales, pero desde luego no es lo más destacado de la función. Sirve para darle a la historia un aire diferente, pero poco más. Lo más importante de esta modesta y pequeña película es la verdad que transpiran algunos de sus planos.
A favor: tiene uno de los 'happyends' tristes más conmovedores del cine europeo reciente.
En contra: su estructura de puzzle temporal puede despistar un poco.