La banalidad de la violencia
por Eulàlia IglesiasEl cine de Amat Escalante, director mexicano crecido artísticamente bajo el amparo de la productora de Carlos Reygadas y apadrinado por el Festival de Cannes, refleja un México donde la violencia se ha vuelto banal de tan cotidiana. En su ópera prima Sangre, un hombre lleva a cabo un acto abyecto cuando una hija de su anterior matrimonio irrumpe de forma inesperada en la rutina que lleva con su nueva pareja. En Los bastardos, un par de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos aceptan un encargo criminal como quien acepta cualquier otro trabajo. En estos sus dos primeros largometrajes, los protagonistas parecen moverse por pulsiones primarias, arrastrados por la inercia de su propia cotidianidad: van al trabajo, ven la tele, follan y si tienen que asesinar o deshacerse de un cadáver, lo hacen. Como Reygadas en sus primeras películas, Escalante trabaja con intérpretes no profesionales y ofrece la estampa menos fotogénica de su país.
'Heli', su tercer largometraje es también su film más maduro hasta el momento y el de mayor poderío visual. El contexto vuelve a ser el de un México marcado por la violencia, aquí un pueblo de Guanajuato. Pero esta vez el director parece menos interesado en el efecto chocante (aunque hay una escena explícita de tortura testicular que pone entre paréntesis este argumento) y más en las consecuencias que provoca en sus víctimas. Por ello, tras arrancar el film con una secuencia brutal en que se ve a un grupo de hombres colgar a otro desde un puente (ajuste de cuentas habitual de las mafias de la droga), la película recurre a un flashback para situarnos en el escenario de los hechos ¿Qué hay detrás de ese hombre brutalmente asesinado? Al contrario de lo que sucede en sus dos primera películas, aquí Escalante se detiene a presentar unos personajes con una mayor complejidad psicológica. Detalla un entorno donde la rutina se muestra acechada por la amenaza constante de una violencia estructural, que proviene de los narcotraficantes o de los militares. En este ambiente se mueven los dos protagonistas, una pareja de jóvenes hermanos que podrían presumir de una madurez insólita para su edad. Heli y su hermana no resultan tan “primitivos” como los protagonistas de Sangre y Los bastardos. Ellos sufren esta irrupción de la violencia en su vida plácida y cotidiana a causa de una metedura de pata. Después de la secuencia de marras, Escalante parece perderse junto a su protagonista, el hermano superviviente del ataque que no sabe cómo encauzar el rencor, el odio y el daño que le han hecho. A pesar de estos titubeos, Heli es una película que sopesa las causas y las consecuencias de esta banalización de la violencia.
A favor: La primera media hora de la película y los intérpretes.
En contra: esa escena.