Seis pequeños ninjas
por Xavi Sánchez PonsSi hace unos años, alguien nos hubiera contado que las películas basadas en los juguetes de LEGO iban a convertirse en algunas de las mejores muestras del cine de animación actual, le hubiéramos tomado por loco. Pero en este caso, nada más cerca de la realidad. La LEGO Ninjago película es la tercera entrega de la franquicia, y otro acierto rotundo. Siguiendo con el milagro de las otras dos, se trata de una cinta que supera su condición de product placement para ofrecer una lluvia de ideas alucinante y una ensalada genérica y de referencias locas que, al mismo tiempo, posee una coherencia interna sólida y unos personajes centrales y secundarios con identidad.
Y es que el trío de LEGO películas es la traslación a la gran pantalla de lo que sería capaz de hacer un niño cuando le das unas piezas del famoso juguete, y empieza a montar de forma libre en el salón de su casa toda clase de estructuras para luego imaginar con ellas las historias más alucinadas. Los niños grandes que capitanean esta mini Pixar y que juegan con esas piezas son Phil Lord y Christopher Miller, que junto a un equipo de colaboradores habituales, han conseguido que cada filme de LEGO sea una oda a la imaginación desbordada y lisérgica, al humor chispeante, y a las lágrimas con fundamento.
La LEGO Ninjago película se basa en una línea específica de muñecos y en un serie de animación previa, Lego Ninjago: Masters of Spinjitzu, pero ese solo es el material de base para construir un relato libre de ataduras que combina el cine de artes marciales clásico (hay guiños a Shaw Brothers o A Touch Of Zen), con el kaiju eiga y la sagas de Transformers y Star Wars. Desde el minuto uno, juega y acierta en el terreno del sentido de la maravilla (los robots gigantes que utilizan los ninjas y el villano de la función), y consigue que, pese a su tono de comedia disparatada, nos interesen sus protagonistas y sus conflictos dramáticos; un enredo familiar a lo Darth Vader y Luke Skywalker que, dentro del delirio, acaba resultando conmovedor.
La moralina de la historia –la necesidad de creer en uno mismo, el valor de la diferencia y el poder que todos tenemos en el interior- está presentada de forma tan elegante, que no chirría en ningún momento. Por todo esto, lo que decíamos al principio: una gran muestra de cine de animación que, ojo, trata a los peques con inteligencia y lleva a los papás y las mamás a recuperar su niño interior.
A favor: Lo bien que salta de género en género y su carga emotiva.
En contra: Que no podamos verla en versión original.