Críticas
3,0
Entretenida
Asesinos inocentes

Matar (no) es fácil

por Suso Aira

Con la misma contumaz y catastrófica insistencia con la cual Michael Palin quería darle el pasaporte a una ancianita en Un pez llamado Wanda (confeso guiño y homenaje a aquel El quinteto de la muerte asimismo con problemas por culpa de una viejecita invencible), los protagonistas de esta divertida y a ratos incluso brillante comedia negra española tratan de solucionar su (penoso) expediente académico tratando de asesinar (por encargo del mismo aspirante a occiso) a un irascible, depresivo y convenientemente sobreactuado por Miguel Ángel Solá, profesor. Y como dejó bien claro Alfred Hitchcock (a quien esta ópera prima no tiene ningún complejo en citar con ese irreverente cariño del subdesarrollado), especialmente en la escena con Gromek en la granja de Cortina rasgada, matar no es fácil.

Planteada casi como una sucesión cartoon Warner Brothers en la que unos todavía más ineptos coyotes la pifian ante un Correcaminos entregado, Asesinos inocentes seguramente (y analizada fríamente) no es una película redonda. No obstante, hay muchas más cosas positivas que alguna puntual bajada de ritmo o algún borrador más de guión que se hubiera merecido el proyecto: su descaro juvenil y su capacidad para planificar y parir una comedia más visual y física que dialogada (que también). Una saludable falta de vergüenza al qué dirán comparándola con sus primas yanquis y esos siempre plausibles gramos de locura que uno agradece en el campo del cine humorístico.

Así, entremezclando elementos de la comedia USA tipo Este muerto está muy vivo o la siempre reivindicable Cláusula de escape, esta Asesinos inocentes hace un Pero ¿quién mató a Harry? sin cadáver (o con el cadáver equivocado) o una insólita aproximación de tebeo y berlanguiana al Muerto al llegar con Dennis Quaid y Meg Ryan, no por casualidad fábula criminal ambientada también en el mundo docente y estudiantil. Y estas cosas hay que defenderlas, compañeros.

A favor: sus momentos de puro slapstick negro.

En contra: hay un actor principal que parece no haberse enterado de nada.