Críticas
3,5
Buena
En el sótano

Este perro mundo

por Xavi Sánchez Pons

Es curioso como de una idea tan simple como la que tuvo Ulrich Seidl de filmar un documental sobre lo que hacen los austríacos en sus sótanos haya salido una película tan controvertida. Pero no lo es tanto si uno repasa la filmografía del director vienés, autor de cimas del desasosiego como Días perros e Import/Export, y comprueba que le va la marcha. Es un cineasta al que le gusta incomodar, sacar al espectador de su zona de confort y mostrar universos enrarecidos que se salen de la norma. La pulsión de Seidl a la hora de iniciar este proyecto, lejos de inspirarse en la crónica negra centroeuropea protagonizada por los depredadores sexuales Josef Fritzl y Wolfgang Priklopil, nació de la gran cantidad de sus compatriotas que desarrollan su vida en las plantas bajas de sus viviendas, olvidando casi por completo las otras estancias de la casa. Un espacio, el subterráneo, donde los protagonistas de En el sótano se muestran tal como son, libres de ataduras y sin miedo al ridículo. La gracia aquí son los particulares hobbies de las personas que vemos pasar delante de la cámara: un apasionado del sadomasoquismo, un enamorado de la imaginería nazi, un defensor de las armas de fuego, o una mujer que cuida un bebé de plástico como si se tratara de uno de verdad.

El freak verdadero desconoce su condición. Lo que es raro a ojos de otro para él es lo normal, su día a día, sin importarle un comino lo que haga el resto y ajeno al qué dirán; un vive y deja vivir rarísimo de ver en estos tiempos de juicios morales públicos y de corrección política. Bien, pues todo lo apuntado antes es lo que viene a contar En el sótano, un documental que celebra de forma explícita el libre albedrío (las extrañas filias son mostradas aquí sin tapujos y a veces en tortuosos planos secuencia) y que no juzga a sus protagonistas. En ese último punto radica uno de los aciertos del filme; Seidl, por raros y extremos que sean, quiere a sus personajes y los retrata con respeto. Algunos comportamientos y declaraciones de los mismos pueden dar risa o causar estupefacción, pero eso ya corre a cuenta del espectador, que tiene la potestad de reaccionar libremente a lo que está viendo.

El director de la trilogía Paraíso juega muy bien sus cartas a la hora de armar un documental que no pretende ser una clase maestra de realismo. El director austríaco ha reconocido que algunas de las historias que aparecen son inventadas, ganchos narrativos que se añaden a un relato sobre la diferencia que, claro está, también muestra situaciones reales. Un juego para el público, que tendrá que decidir que historias son ciertas y cuáles no. Ficción vs realidad en una maniobra brillante. Una mezcla posible entre el cine de Michael Haneke y las películas mondo de Gualtiero Jacopetti.

A favor: no hace juicios morales sobre las rarezas de sus protagonistas

En contra: que la gente se pueda tomar el documental a risa