Críticas
3,0
Entretenida
Espías desde el cielo

El dron del coraje

por Marcos Gandía

Que la guerra es, ante todo, un conflicto moral que coloca al ser humano ante decisiones y actos de gran importancia lo sabemos todos. Quien primero lo conoce es el cine bélico. Ya sea de carácter propagandístico o simplemente excusa para el gran espectáculo (y hacer de las batallas uno ya denota una postura ética, eso está claro), este género toma partido, sea por un bando o por el otro o por la necesidad o la insensatez de que esto ocurra. De hecho, el cine antibelicista es el más combativo de todos y el que menos espacio suele dejar para el debate. Ese debate es el de verdad interesante, alejado de maniqueísmos: ¿puede justificarse la guerra? ¿Debe justificarse?

Las mejores películas del género son lo suficientemente ambiguas (sinceras diría yo) como para plantear el dilema y dejarnos a nosotros el duro deber de posicionarnos, un posicionamiento complicado, difícil. Espías desde el cielo es una película que se articula alrededor de ese plantear un conflicto, un dilema moral extremo (o no tanto si sabemos un poco cómo va esto). El cine del sudafricano Gavin Hood ya tiene mucho de ello, tal vez por sus creencias cristianas, así que se ha sentido muy cómodo con una historia que es casi de cámara: un centro de mando, unos militares que miran pantallas de televisión, mesas de decisiones y técnicos que matan desde la distancia. Bienvenidos a la guerra moderna, a la destrucción por control remoto. Los drones son la excusa, casi la anécdota de esta trama que juega con un suspense primario y ético (¿bombardeamos o no a costa de matar a inocentes?), que abre un juicio a lo del mal menor y el mal mayor. En el fondo, cambien las maneras de combatir o no, todo queda en manos de las personas.

Espías desde el cielo se mueve por el mismo territorio de la más panfletaria Leones por corderos de Robert Redford. Le hace más caso al suspense y a la acción que Redford pero siguen siendo ambas luchas dialécticas y políticas más que de tipos con uniforme pisando el suelo. Y ambas son asimismo películas sustentadas en el trabajo de los actores, todos en el film de Hood en estado de gracia, Helen Mirren la primera. 

A favor: Helen Mirren lleva ella sola todo el peso, moral e interpretativo, de la acción. 

En contra: se empeña en hace blanco o negro una zona de grises.