Críticas
4,0
Muy buena
Mi gran noche

La parodia nacional

por Suso Aira

Hace ya muchos años (¡cómo pasa el tiempo, maldición!), Álex de la Iglesia, que venía de sublevar a los inadaptados (y a despertar de un buen pescozón al cine nacional) en Acción mutante, nos avisó de que el advenimiento del Anticristo tendría lugar en plenas navidades. Satanás ya reina sin discusión alguna en este erebo en la Tierra que es España, así que no es ninguna casualidad que su mayor ordalía y orgía tenga lugar en Nochevieja… Poco importa que esa fiesta de fin de año (o de fin del mundo) que ocupa toda la diabólicamente divertida e iconoclasta Mi gran noche sea en realidad la caótica (Ensayo de orquesta, el primer guiño del film a Federico Fellini) grabación de un especial televisivo nocheviejuno. Cual los invitados a ese otro ágape de oropel y miserias que fuera El ángel exterminador, esos figurantes, cantantes, artistas, técnicos, representantes, conocidos, bastardos etc. atrapados en ese microcosmos de horterez se ven incapaces de huir de un averno donde debes reír por obligación, ser feliz por obligación, vivir la eterna fiesta como una maldición.

De la Iglesia sabe de qué va eso de la comedia con la sonrisa helada (queridos lectores, haceos un favor y recuperad/visionad Muertos de risa), la comedia cabrona y cruel… pero endiabladamente divertida. Berlanga era un maestro, pero Mi gran noche es profundamente italiana, es Mario Monicelli, es Dino Risi y es Marco Ferreri, acaso el director de comedias mediterráneas que menos comedias parecían a simple vista. Gozada coral, con un reparto soberbio del primero al último, la película nos demuestra que De la Iglesia y su escudero en el guión, Jorge Guerricaechevarría, siguen dominando como dioses (o diablillos) los recursos y el tempo de la comedia. Y que siguen siendo los mejores cronistas sin piedad de este país nuestro que parece estar viviendo un día de la marmota muy semejante a un programa de Iñigo emitido en directo desde el Florida Park. Cronistas además de la TV de hoy día (Ginger y Fred, el segundo guiño a Federico Fellini), retratada como El guateque de Blake Edwards o el S.O.B. también de Blake Edwards. Mucha hijoputez (ojo, y asimismo poesía y ternura) en Mi gran noche, no solo un monumento a Raphael, un Raphael mefistofélico, autoirónico y divo como pocos, sino a los actores, a la tradición de grandes secundarios del cine español. Y, ojo de nuevo, seguramente una de las películas de terror más cabronas de los últimos tiempos, nada más y nada menos que La máscara de la muerte roja en cutrelux e histérico PAL color.

A favor: su rabiosa comicidad; un Raphael superstar.

En contra: que la gente piense que De la Iglesia se repite.