Críticas
4,0
Muy buena
Paraíso

El infierno en la Tierra

por Paula Arantzazu Ruiz

Andrey Konchalovsky se ha tomado muy en serio su acercamiento a la Segunda Guerra Mundial y al horror del Holocausto en este Paraíso, que ya desde los primeros compases enseña sus cartas de manera directa: un plano estático, en blanco y negro, con la cámara algo escondida en el linde de una puerta, muestra a una mujer en el pasillo de una prisión, a la que acaban metiendo por la fuerza dentro del calabozo. Esa distancia impuesta por la cámara, que adopta el formato cuadrado también por razones nada baladíes, marca el tono de un relato a todas luces solemne, planteado como un juicio moral a unos protagonistas que en sus argumentaciones afirman haber tomado las mejores decisiones para hacer de la Tierra el mejor de los paraísos. La ironía, a la luz de la barbarie del nazismo, es más que obvia.

Konchalovsky, así las cosas, sienta en una suerte de estrado/interrogatorio a tres personajes –una aristócrata rusa de origen judío, un inspector francés colaboracionista y un alto mando de las SS– que rinden cuentas de sus actos durante los últimos años de la guerra ante un juez en off, transmutado en la mirada inquisidora del espectador. Mirando a cámara y explicando sus faltas, omisiones y convicciones, somos testigos de cómo sus vidas se cruzan y cómo las acciones de uno determinarán el destino de los otros. Para poner en escena todo ello, al cineasta ruso no le importa dilatarse lo que haga falta con el fin de desplegar en detalle cada una de las narrativas de los personajes. Esa investigación detenida en los relatos de los protagonistas no afecta, por otra parte, al ritmo dramático de la cinta, que apenas decae a lo largo de algo más de sus más de dos horas de duración. 

No siempre acierta, por otro lado, Konchalovsky en su dispositivo, que por momentos olvida una de las tramas secundarias del relato (unos niños judíos que el personaje de la aristócrata trata de salvar) para centrarse quizá por demasiado espacio en la relación que establecen el alto mando y la mujer judía, y es ahí cuando la propuesta pierde parte de su poderío, descubriéndose algo rígida en su formalismo plástico y narrativo. Es probable que Paraíso, por último, no se convierta en una película antológica sobre estos terribles hechos, pero se revela como una absorbente obra que divaga acerca de la facilidad del ser humano para cometer actos aberrantes y permitir que el mal se extienda.

A favor: La actuación de Yuliya Vysotskaya, en el papel de la aristócrata rusa de origen judío, resulta impresionante y conmovedora.

En contra: Su formalismo lastra alguna de las subtramas de la cinta.