Críticas
4,0
Muy buena
La cámara de Claire

Esto y lo otro

por Violeta Kovacsics

"¿Por qué haces fotos?", le pregunta Minhee a Claire, que le responde con una frase que podría resumir el ánimo del cine reciente de Hong Sang-soo: "la única manera de cambiar las cosas es mirarlo todo de nuevo, muy lentamente". Amante de introducir breves variaciones película a película y de plantear filmes episódicos en los que a menudo se repiten situaciones y encuentros con ligeras alteraciones, Hong suele trabajar precisamente sobre el cambio, y lo hace a partir de esta idea de fijarse en el detalle, de volver al mismo lugar, a la misma situación o escena y mirar de nuevo.

En La cámara de Claire este mirar de nuevo se fija en los encuentros entre una productora, una empleada a la que han despesdido y el cineasta con el que esta última parece haber tenido un romance. En medio de estos encuentros y desencuentros, un enorme perro gris y Claire, que dice ser profesora, enjuta y de tez pálida, con los rasgos de Isabelle Huppert y con una Instax en la mano, dispuesta a retratar a aquellos con los que se va topando. Todos ellos se encuentran en un curioso entorno, el de un festival de Cannes alejado de los focos sobre la alfombra roja y situado en los bastidores de la industria cinematográfica, en las rústicas calles de la ciudad, en sus playas, apartamentos o restaurantes. Solo Hong Sang-soo podía fijarse en la naturalidad de un lugar tan artificioso como Cannes durante los días del festival.

La película se abre con Minhee en la oficina de la compañía de producción de la que en breve la despedirán. Al lado, hay un cartel de Lo tuyo y tú, una de las películas de Hong Sang-soo. De repente, la realidad y lo autobiográfico se asoman con la misma naturalidad con la que el cineasta filma la vida y las tribulaciones afectivas de sus personajes. Las situaciones, aparentemente casuales, se dan a veces de manera desordenada, sin que el tiempo o el orden del relato quede necesariamente definido. Así, con una sencillez pasmosa, lo fantástico se insinúa, en medio de una película de fotografía natural y de retratos cotidianos. Lo fantástico son estos tiempos confusos, es también la presencia de Claire, que dice ser profesora, pero que quizá es un ángel caído del cielo. Lo fantástico impregna el relato de manera velada, mediante el juego con los tiempos, como si Hong insistiese en revelar que su obra reciente es siempre una cosa y su reverso, es siempre una situación y la posibilidad de otra, acercando así su cine al de otro constructor de universos paralelos y de realidades que se entremezclan con el sueño como es David Lynch, y escudriñando, lentamente, y mirando de nuevo, esa cosa tan fascinante que llamamos ficción.