Críticas
3,0
Entretenida
Solo

Mar adentro

por Marcos Gandía

El estreno de Anomalous hará unos pocos años, nos descubrió a una nueva voz en el panorama del cine nacional: Hugo Stuven. Prestos a clasificar a los recién llegados, muchos críticos y periodistas cinematográficos le buscaron a Stuven un hueco en el selecto club de nuestros jóvenes especialistas en el género de terror. Sin embargo, ni Anomalous era estrictamente un film de horror (era algo así como un esquinado thriller de suspense que habría vuelto loco a Robert Bloch), ni el director parecía estar dispuesto a dejarse etiquetar. De esta manera, que su siguiente esfuerzo (un esfuerzo que se nota en el nivel de producción de Solo y en cómo ha encarado su puesta en imágenes) en el largometraje se desplace hasta el género del survival pero siendo en realidad un drama-ejercicio de estilo humanista, nos hace ver en él a eso que nadie quiere ser hoy en el cine en general y el español en particular: un artesano, un contador de historias.

Hugo Stuven es un narrador, eso estaba ya claro en su ópera prima, la citada Anomalous, y lo vuelve a estar, mucho más todavía, en esta minimalista epopeya de supervivencia marítima que crece, se engrandece por el sustrato humano, por su lirismo nada impostado (esa sencillez en hablarnos de la insignificancia del ser humano frente a la inmensidad implacable de la Naturaleza) y por su precisión en la realización. Un narrador, un artesano, siempre al servicio de la historia, de no forzar el artificio o la filigrana (ningún plano de Solo está vacío de utilidad dramática, no es objeto de florituras vacías para el lucimiento del ego del director), y de situar su ojo/cámara en el centro de la historia, en el alma y el corazón de los personajes.

Habrá quien diga que ya hemos visto muchas veces esta historia (que es verídica, la del surfista Álvaro Vizcaíno, perdido en la inmensidad del mar durante tres días), que su universo interior, espiritual y romántico (la conexión entre ese náufrago al cual le da todo y más su intérprete, Alain Hernández) en el que tiene importancia el rol de Aura Garrido, no deja de ser el de 127 horas o la estrenada hace menos de un mes A la deriva, pero precisamente es en eso, en trabajar con un guión correcto (que igual podría aspirar a ser algo más redondo en su tramo final), insuflándole la vida sin ponerse él por delante del objetivo principal (la historia), donde Solo es notable, Hugo Stuven un artesano e primera, y la artesanía, tal vez, sea ya autoría