La revolución era otra cosa
por Miguel BlancoConvertidos en los nuevos reyes de Hollywood gracias al Matrix original, los hermanos Wachowski consiguieron el crédito necesario para hacer con las dos siguientes entregas de la saga lo que les diera la gana. Este espacio de libertad tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas. Entre las buenas, que consiguieron separarse del esquema original y ofrecer un mundo estéticamente sobrecogedor y diferente, un montón de subculturas urbanas convertidas en grupos revolucionarios de una guerra global. Entre las malas, una tendencia al exceso, tanto de acumulación de medios como de verborrea pseudofilosófica.
'Matrix Reloaded', la segunda parte, tenía más de lo bueno que de lo malo. Y quizás con Revolutions sucede al revés. Primero, porque casi no hay desarrollo argumental, sino que es como un epílogo de las dos primeras. Careciendo del misterio de la primera y de las fascinantes escenas de acción de la segunda, esta entrega final parece que no avanza, que simplemente está ahí para darle un final a la saga. Conclusión además que puede resultar bastante decepcionante por su atropellada unión de símbolos religiosos contradictorios.
A favor: El carisma alcanzado por algunos de sus personajes.
En contra: La decadencia argumental de una saga que merecía más.