Un best-seller cinematográfico
por Israel ParedesTras el éxito de 'Chicago', Rob Marshall se lanzó a la dirección de la superproducción 'Memorias de una geisha', adaptación de la exitosa novela de Arthur Golden. Como es de suponer, la naturaleza de la película reside en llevar a pantalla una obra literaria de gran éxito para conseguir el mismo resultado en el cine. Idea tan vieja como el propio cinematógrafo. A partir de la misma, depende de la capacidad del director de turno para darle a la traslación empaque personal, simple rutina visual o, como es el caso de 'Memorias de una geisha', dejar que sea el departamento de producción y los actores quienes realmente construyan la película.
De este modo, 'Memorias de una geisha' presenta una puesta en escena impersonal en el que la fotografía, el diseño de vestuario o la dirección artística, tienen más peso e importancia que el trabajo de Marshall, quien no demuestra en momento alguno soluciones visuales que denoten su presencia tras la cámara. Todo es correcto y ciertamente elegante, pero esa elegancia insípida de quien quiere entregar una película para gustar sin importarle demasiado si la visión de la vida de las geishas que transmite huele profundamente a mirada occidental, como la propia novela en la que se basa. Todo es impostado y falsamente profundo en una película que cuenta con tan buenas interpretaciones como vacuidad. Un best-seller cinematográfico.
A favor: Gong-Li, lo mejor de la película.
En contra: Que en todo momento queda claro que estamos ante un producto y no ante una obra cinematográfica racapacitada.