Críticas
3,0
Entretenida
Confesiones de una mente peligrosa

La era del 'paranoiainment'

por Diana Albizu

Aunque el creador de los concursos de televisión más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, Chuck Barris, vendió los derechos cinematográficos de sus memorias a finales de los 80, resulta adecuado que no fueran llevados a la gran pantalla hasta 2002 (después de pasar por un largo proceso de preproducción, donde directores y actores protagonistas cambiaron sin cesar), porque el espíritu paranoico de esta biografía de un creativo televisivo que afirma haber sido contratado como asesino por la CIA podemos ver un reflejo del mundo occidental en la primera década del siglo XXI: entretenimiento de masas, teoría de la conspiración e inestabilidad química como signos rectores de la ansiedad de nuestro tiempo.

Tras estar como actor secundario en medio de varios de los cambios de director que sufrió la película durante sus años de preparación, George Clooney decidió tomar el mando del proyecto y resucitarlo hasta convertirlo en su debut en la dirección. Con una obvia inspiración formal en sus maestros Steven Soderbergh y los hermanos Coen, la labor de Clooney como realizador se demuestra ágil y ansiosa por experimentar con los planos. Uniéndose al multidimensional guión de Charlie Kaufman contribuye a crear el ambiente ideal para una historia de crímenes políticos y concursos de televisión.

A favor: Sam Rockwell, robando cada plano y ganando el Oso de Plata de Mejor actor en el Festival de Berlín.

En contra: Las idas y vueltas del guión lo hacen de difícil digestión.