Críticas
4,5
Imprescindible
Jurado Nº 2

Una impecable carta de despedida

por Tomás Andrés Guerrero

El estreno de Jurado Nº 2 se presenta como un acontecimiento imperdible para cualquier amante del cine, especialmente considerando que, antes de verlo, muchos ya llegan con la expectativa de que esta película debe ser lo suficientemente convincente para justificar por qué Clint Eastwood ha pasado la última década de su carrera haciendo filmes que tienden hacia lo convencional. Además, se espera que sea lo suficientemente reflexiva para cerrar de manera digna una filmografía que abarca más de 40 obras. Todo esto sin sacrificar el cine para adultos, entretenido y de calidad, que ha caracterizado su trayectoria.

La buena noticia es que el filme no solo cumple con estas expectativas, sino que las supera con creces. Se trata de un profundo estudio de personajes que recuerda a aquellos éxitos de presupuesto medio que solían llenar las salas de cine. Además, enriquece nuestra comprensión del icónico cineasta detrás de la cámara, consolidándose como una de las mejores películas de estudio lanzadas en 2024. Es una obra que, aunque sencilla en su narrativa, deja una huella profunda y poderosa en el espectador.

Eastwood ha demostrado a lo largo de su carrera una profunda fascinación por el concepto de justicia, ya sea interpretando a un forajido en la icónica figura del Hombre Sin Nombre en la Trilogía del Dólar de Sergio Leone, a un agente de la ley implacable en Harry el Sucio, o al representante de la ley más influyente del país en J. Edgar. A sus 94 años y con este filme marcando su 40ª dirección, la leyenda de Hollywood ha entregado una de sus obras más destacadas en mucho tiempo. A menudo, los trabajos del cineasta han puesto en relieve a hombres comunes que se levantan para hacer lo correcto. No obstante, con Jurado Nº 2, el cineasta ofrece un giro intrigante a esta temática, al contar la historia de un escritor con problemas personales que, de manera inesperada, se ve implicado en un juicio por asesinato del cual forma parte como jurado. Esta nueva narrativa no solo explora la justicia desde una perspectiva única, sino que también profundiza en la complejidad moral y emocional del protagonista, reflejando así el talento indiscutible de Eastwood como narrador.

Nicholas Hoult brinda una actuación que es tanto sutil como rica en matices, logrando plasmar los sentimientos complejos y contradictorios de culpa, miedo y dilemas éticos que envuelven a su personaje. A medida que la trama avanza, él comienza a darse cuenta de que podría tener cierta responsabilidad, aunque de manera involuntaria, en el crimen que se está juzgando. Este robusto drama judicial se desarrolla a un ritmo dinámico, planteando interrogantes sobre la ética personal y la moralidad, mientras ofrece, al mismo tiempo, las satisfacciones y los elementos típicos que caracterizan al género. La habilidad de Hoult para transmitir la lucha interna de su personaje añade una profundidad significativa a la historia, convirtiendo cada escena en un estudio de la condición humana.

Un 'thriller' legal aparentemente sencillo no puede ser juzgado únicamente por sus propios méritos cuando proviene de un director como Eastwood, quien ha forjado su carrera interpretando personajes duros. A pesar de su conocida inclinación política, su trabajo tras la cámara se caracteriza principalmente por su empatía. Muchas de sus obras maestras exploran la tensión entre su personalidad de viejo gruñón y su notable habilidad para entender a aquellos que sus personajes parecen despreciar. Con Jurado Nº 2, el realizador logra nuevamente este equilibrio: se presenta como un testamento emotivo de un hombre que se despide de su cine, dejando tras de sí una rica herencia de momentos memorables.