Una película que es una peste
por Rodolfo SánchezHay películas cuya existencia es realmente un misterio. Sucede con Un tío llamado peste, comedia o pretendida comedia que tras su visionado despierta la siguiente pregunta, ¿Por qué se llega a producir una estupidez tan mayúscula?
Teniendo en cuenta que esto es extensible a un gran número de títulos, tampoco se debe uno escandalizar ante esta propuesta dirigida por Paul Miller, director de gran experiencia en televisión, medio en el que debe hacerlo bien dado el gran número de años que lleva trabajando en él, buen hacer que no ha transmitido en su primer largometraje, una comedia que busca ser agresiva y acaba siendo inofensiva. Tan solo un espectáculo para lucimiento de su actor protagonista quien se pasa todo el metraje gesticulando y haciendo el idiota sin pausa alguna. Por lo demás, toda la narración es una simple excusa para rellenar casi hora y media de película. Que es una pérdida de tiempo cae por sí mismo, ahora bien, quien tome el riesgo, que luego no se queje en absoluto.
A favor: Por mucho que se busque algo, nada.
En contra: Todo, sobre todo Leguizamo, que está insoportable.