Críticas
2,5
Regular
Lucía y el sexo

Medem y el cine

por Diana Albizu

El quinto largometraje de Julio Medem marcó el inicio de su desentendimiento y toma de distancia respecto al público y la crítica de su cine. Marca el inicio, porque 'Lucía y el sexo' todavía logró ser un éxito reconocido, pero ya contiene el germen característico de las desviaciones herméticas y personalísimas que germinarían en sus posteriores y mucho más maltratadas ficciones —'Caótica Ana' (2007), 'Habitación en Roma' (2010)—.

La sensualidad materializada en la imagen cinematográfica no es novedad en el cine del donostiarra —sólo hace falta ver 'La ardilla roja' (1993) o determinados pasajes de 'Tierra' (1996)—, pero aquí por fin adquiere protagonismo desde la misma temática y título de la película. Lo que sucede es que, por muy radiante que se demuestre Paz Vega, quizás demasiado consciente de que está ante algo parecido al papel de su carrera (que al menos le dio el Goya de Mejor actriz revelación), o interesantes que resulten los apuntes sobre la lujuria y la pasión irreflexiva unidos al juego metalingüístico del guión que escribe Tristán Ulloa... todo que abnegado bajo las pesadas capas de lirismo impostado. Medem no entendió que en ese aspecto había tocado cima con la anterior 'Los amantes del Círculo Polar' (1998), y así empezó un camino de desorientación y búsqueda en el que sigue hasta ahora.

A favor: El descubrimiento de una auténtica estrella: Elena Anaya.

En contra: La cursilería termina de solidificarse como piedra angular del cine de Medem.