Jazz desnatado
por Diana AlbizuHubo un momento, a principios del siglo XXI, en el que parecía que el gran musical de Hollywood podríga gozar de un comeback en el nuevo milenio por vía del sampleado postmoderno y la atomización absoluta de grandes coreografías que el montaje cinematográfico, en vez de amplificar, aceleraba y troceaba haciendo difícil su visión de conjunto. ¿Responsables de todo eso? Las exitosas 'Moulin Rouge!' (Baz Luhrmann, 2001) y la 'Chicago' que nos ocupa, que ganó el Oscar de Mejor película frente a la otra gran contendiente de Miramax aquel año: 'Gangs of New York', de Martin Scorsese.
Esta adaptación de un musical de Broadway ya de gran éxito a finales de los 70 puede servir como ejemplo de la capacidad que tienen los grandes presupuestos hollywoodienses para diluir y tapar cualquier gesto de espontaneidad o atrevimiento. Lo que en la obra teatral era pura sátira sobre la sociedad estadounidense de los años 20 (la era del jazz y las prohibiciones), en la película dirigida por Rob Marshall se convierte en un festival de coreografías disfuncionales, súplicas de atención interpretativa por parte de Richard Gere y Renée Zellweger) y una gran oda al artificio de purpurina con alma de cartón piedra.
A favor: De la excesiva sobreabundancia de premios que recibió la película, puede que el Oscar para Catherine Zeta-Jones sea el único merecido: está verdaderamente espléndida.
En contra: ¿De verdad piensa Rob Marshall que está es forma de rodar un musical?