El gran soplón
por Diana AlbizuProfundizando en la buscada vinculación con Charles Chaplin y su legado, el cómico italiano Roberto Beningni concibió 'Johnny Paillo' como una versión sui generis de 'El gran dictador' en la que interpreta dos papeles contrapuestos pero de inesperada similitud física: un despistado y bonachón conductor de autobús llamado Dante y un mafioso de Palermo dispuesto a delatar a todos sus conocidos, el soplón que da título al film. A partir de dicha premisa, el intercambio de identidades es fácil de predecir. Será la mujer del último, interpretada por la inevitable Nicoletta Braschi, quien organice una trama para que el desdichado Dante sustituya a su marido y se ponga así en el punto de mira de la Mafia.
La visión que ofrece Benigni del crimen organizado en Sicilia es radicalmente estereotípica e inscrita en una dinámica afín al cartoon o el cómic satírico. Como en el resto de sus películas, la personalidad del director-guionista-protagonista se impone en todos los aspectos del argumento y la puesta en escena, al servicio de sus diversos números humorísticos, mucho más asumibles cuando se sustentan en lo físico que en el habitual festival verborreico de aspavientos con el que suele culminar casi cada secuencia.
A favor: La secuencia de humor físico en la que Dante debe fingir que tiene una discapacidad.
En contra: Detalles de humor bobo y supuestamente picantón.