Críticas
3,5
Buena
Constantine

Ángeles, demonios y nicotina

por Nestor Hidalgo

La adaptación del cómic 'Hellblazer' protagonizado por el exorcista y detective de lo oculto John Constantine (personaje creado por Alan Moore dentro de la serie 'La Cosa del Pantano', pero que no tardaría en emanciparse con sus propias aventuras) recayó en el debutante Francis Lawrence, procedente de la industria del videoclip. El realizador ejercita a la perfección el músculo formal para construir una sucesión de planos compuestos con la precisión de una serie de viñetas, mientras que el traslado del universo del antihéroe a la pantalla está cuidado narrativamente gracias a dos aciertos: no caer en la trampa de toda adaptación de cómics al cine consistente en desperdiciar un tiempo valioso en contar los orígenes del protagonista, y optar por una trama de situación límite (el hijo del diablo está a punto de nacer en Los Ángeles) que dinamiza enormemente la acción.

Con tan buena disposición de elementos, la única pega que le podemos encontrar al filme está precisamente en el actor escogido para encarnar a Constantine. Lo cierto es que a Keanu Reeves se le notan el esfuerzo y la disposición, por lo que debemos concluir que el intérprete no fue la mejor elección posible para el personaje, sobre todo si tenemos en cuenta que en el cómic original se trata de un trasunto de Sting y, por supuesto, británico. Con todo, en el momento en el que uno logra abstraerse de ese chocante detalle, el resto del camino está facilitado por la presencia de Rachel Weisz y la puesta en escena de Lawrence.

A favor: La película tiene forma de cómic en movimiento sin necesidad de mimetizar viñetas como 'Sin City' o 'Watchmen'.

En contra: Keanu Reeves como John Constantine es un miscasting de libro.